Más de 150 familias de la provincia de Quispicanchi, , iniciarán la comercialización directa de a una empresa privada eliminando los intermediarios, ello tras un trabajo de articulación que realizó Sierra y Selva Exportadora entre ambas organizaciones.

Estas familias pertenecen a dos asociaciones: Patapalta (66) y Ccatcca (89); y se dedican actualmente a la producción de los denominados champiñones andinos, o Suillus luteus, sobre los 4,000 metros sobre el nivel del mar (msnm).

A través del Programa Nacional de Forestales, Sierra y Selva Exportadora realiza capacitaciones técnicas sobre cosecha y deshidratación de hongos comestibles a los productores, a fin de mejorar la calidad de producto y lograr duplicar su producción, ya que para alcanzar un kilo de hongos deshidratados se requiere 10 kilos de hongos frescos.

De esa manera, los productores también mejorarán sus ingresos pues el hongo deshidratado cortado, pelado y de color amarillo (calidad A), el mismo que actualmente vienen produciendo, se cotiza en 16.00 soles el kilo; frente al hongo deshidratado negro sin pelar, ni trozar y sin ningún estándar de calidad (calidad C) se cotiza en 8.00 soles el kilo.

Impulsa el rol de la mujer

El denominado champiñón peruano crece al pie de las plantaciones de pinos y ha sido ignorado durante muchos años en la región Cusco. Ahora su comercio genera empleo en dicha zona e impulsa el rol que tiene la mujer dentro de la economía familiar, ya que son ellas precisamente las que se encargan de la cosecha de los hongos.

La producción mundial de hongos supera los 6.2 millones de toneladas cuyo valor se aproxima a los 30 billones de dólares. La tasa de incremento de producción anual es de 11 por ciento, debido a la investigación, confirmación y difusión de sus propiedades medicinales y nutritivas. Por ello, además, existe una demanda de productos derivados tales como la harina de hongos, que puede utilizarse en productos como tortas, galletas y suplementos deportivos.

Este hongo es una fuente importante de proteínas para las poblaciones vulnerables que viven en alturas elevadas; sin embargo sólo se aprovecha aproximadamente el 10 por ciento de hongos que produce el bosque de pino, debido a que no hay suficientes secadores solares.

Este producto evita el cambio de uso de suelo en la sierra, manteniendo los servicios ecosistémicos que brindan las plantaciones forestales tales como: termoregulación, captura de carbono y control de erosión de suelo. Además, es una oportunidad para hacer un manejo forestal en las grandes extensiones de plantaciones de pino, para que en un futuro se pueda generar grandes ingresos económicos por la venta de madera, informó Andina.

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