El domingo 8 de abril, las patrullas de Fuerzas Especiales incendiaron un campamento senderista en Sanabamba, Ayacucho. Sin embargo, los narcoterroristas escaparon y al día siguiente, la operación fue paralizada por el secuestro de trabajadores de Camisea en “Cusco”.

Según ‘Caretas’, la Operación Santa, que involucró a unos 640 miembros de fuerzas especiales del Ejército, Marina, FAP y Policía, tuvo como objetivo bombardear campamentos narcoterroristas, en los que se creía estaban ‘José’ y ‘Raúl’ Quispe Palomino.

La intervención se llevó a cabo en Semana Santa, pero tuvo que abortar el lunes 9 de abril, cuando se produjo el secuestro de Kepashiato, a unos 160 kilómetros de distancia al sur, en el distrito de La Convención, en el Cusco.

Dicha operación se inició en la segunda quincena de febrero cuando, por “inteligencia humana”, se tuvo conocimiento de que José, Raúl y la senderista ‘Olga’ se encontraban en las inmediaciones de Sanabamba.

Un monitoreo electrónico con helicópteros MI-17, habilitados con equipos FLIR, que poseen un sistema de vigilancia térmica que puede ser usada de día y de noche, confirmó la presencia narcoterrorista en la zona indicada.

La ofensiva más importante de los últimos años en el VRAE fue supervisada en el propio escenario de guerra por el jefe del Comando Conjunto de las FFAA, general EP Luis Howell, y el jefe del gabinete de asesores del Ministerio de Defensa, el abogado Mariano González.

Se decidió acordonar Sanabamba con patrullas de comandos “insertadas” en helicópteros MI-17. Un primer “anillo” se estrecharía día a día con apoyo de fuego de los helicópteros MI-35 y MI-171, además de los aviones A-37. Un segundo cerco cerraría el paso de los terroristas en caso intentaran fugar.

SE INICIA LA OFENSIVA MAYOR DE LAS FFAA

La noche del martes 3 de abril, 15 patrullas fueron “sembradas” en Sanabamba. La progresión hacia sus puntos en el lugar indicado no fue detectada por los narcoterroristas.

Pero el viernes 6 de abril se produjo el primer enfrentamiento entre la patrulla No 42 que había salido de la Base Unión Mantaro y una columna senderista. Fue abatido un terrorista. El sábado 7, a las 6 p.m., se produjo otro choque en la zona de Pampa Aurora, donde murió el teniente EP Manuel Delgado. Ese mismo día, inteligencia de la Marina interceptó una comunicación en la que ‘Raúl’ solicitaba en quechua apoyo para contrarrestar los ataques.

El domingo 8, el cerco militar se fue estrechando y se efectuaron los primeros bombardeos con los helicópteros MI-35 y los aviones A-37.

La inteligencia electrónica aseguraba que los senderistas seguían en Sanabamba, pero la aproximación de las patrullas, que solo se desplazaban en las noches de luna llena, era lenta por las lluvias y la selva donde no se ve nada a más de dos metros de distancia.

Los bombardeos se reanudarían la noche siguiente, pero entonces sucedió lo imprevisto: el lunes 9 se produjo el masivo secuestro de Kepashiato, en el Cusco, y la operación fue abortada. Las patrullas fueron extraídas en los días siguientes y solo se mantuvo en la zona un grupo de comandos buscando el cuerpo del teniente Delgado, el cual finalmente fue ubicado el miércoles 11.

Las FF.AA. aseguran que lo ocurrido en Cusco tuvo como propósito “dividir a las fuerzas que se encontraban en el VRAE”. Y en efecto así ocurrió. La guerra se desplazó a La Convención, donde una secuencia de errores tácticos e inexplicables desencadenaría la crisis que ha puesto en picota a dos ministros.

Fuente: Revista Caretas