Un equipo de la Universidad Católica San Pablo (UCSP) de desarrolla una flota de robots de rescate para que ayuden a las autoridades ante situaciones de desastres. El equipo desarrolla diversas soluciones para optimizar trabajo de bomberos, policías y médicos.

Tienen nombres de personajes de manga japonés o telenovela surcoreana, de esas que se lideran el rating y se roban los suspiros, pero su fin es más altruista: rescatar a los seres humanos en situación de peligro, ante una catástrofe de gran magnitud, digamos.

Hablamos de Komodo, Oruguin y Konan, mosqueteros humanoides pedernales, que integran la troupe piloto de robots de rescate. Junto a ellos trabaja un dron sin nombre, un NN de la era de la informática.

Este cuarteto de hardwares y softwares ha sido desarrollado por la Línea de Automatización Industrial, Robótica y Visión Computacional (Larvic) de la Universidad Católica San Pablo de Arequipa (UCSP). Y cada uno tiene una tarea diferencial a la hora de darse la situación de emergencia.

Trío en acción

Por ejemplo, durante un desastre, Komodo tendrá por deber inspeccionar los ambientes cerrados. Oruguin, gracias a su mejor nivel de desplazamiento motor, tiene por característica desarrollarse con soltura de surfista en los espacios abiertos.

Konan recordará con su nombre al mejor Arnold Schwarzenegger de la ficción, y con la brevedad de su tamaño, ha desarrollado la capacidad de sortear mejor las zonas más destruidas, digamos, tras un terremoto de esos que cada cierto tiempo azotan con la ira de Dios a los países del Cinturón del Pacífico.

Desde el aire, el dron NN permite a los investigadores de Larvic obtener imágenes en tiempo real. Y gracias a un sistema de monitoreo geográfico (GPS) puede “mapear” y se determinará qué zonas son las que requieren mayor ayuda.

Fuente: Andina

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