Los investigadores del Top Institute of Food and Nutrition and Wageningen estudiaron la reacción de 10 personas adultas frente al estímulo del aroma para saber cómo incidía en las cantidades que comemos.
Confirmaron que los aromas de comida intensos, especialmente los asociados con alimentos cremosos o altos en grasa, hacen que los bocados sean más pequeños.
Sucede que las personas buscan contrarrestar el estímulo excesivo del aroma con bocados pequeños porque estos se asocian a la idea de menos sabor en la boca. Cuando esto sucede desde el primer bocado, se mantiene la tendencia hasta el último. La reducción es relativamente pequeña, pero se vuelve significativa en relación con la porción de comida.
Por otro lado, se sabe que reducir las porciones mejora nuestra salud. El estudio, entonces, es un avance en el conocimiento de lo que puede ayudarnos a evitar los excesos y comer menos.