1. Que te pisen y no te pidan perdón. Pasa tantas veces, que la costumbre te hace dar las gracias cuando sucede.

2. Que estiren las piernas sacando los pies al pasillo y cuando pasas el carrito del bar vayas tropezándote. A veces, incluso, hay que despertar a los pasajeros para que los quiten (el carro pasa justo entre los asientos) y encima te miran con mala cara.

3. Que se levanten de sus asientos antes de que el avión pare al aterrizar. Nunca entenderé por qué lo hacen. Hasta que no se abran las puertas no van a salir.

4. Que te MANDEN que les subas la maleta de mano. Y más cuando son grandes y pesadas. Podemos ayudar a personas mayores, niños, embarazadas, … ¡Pero tener que ayudar a un hombre hecho y derecho!

5. Que escondan el teléfono celular para seguir usándolo cuando les has advertido que tienen que apagarlo.

6. Que se les antoje usar el baño justo en el momento en que se enciende la señal de “cinturones”, a pesar de que lleven media hora en su asiento mientras se embarca.

7. Que cuando intentan encender la luz de lectura del asiento se equivoquen y le den al timbre. Vas y no quieren nada. También los pasajeros que van con niños y les dejan jugar con el timbre.

8. Que se quiten los zapatos para dormir. Estamos en un lugar público.

9. Que metan papeles, vasos, latas, chicles y demás basura en el bolsillo del respaldo del asiento. Después es muy difícil quitar en el poco tiempo del que se dispone, y ese avión va a utilizarse en más ocasiones ese día.

10. Que una vez que has pasado por todo el avión ofreciendo comida y bebida, nada más recoger el servicio empieces a escuchar timbres de pasajeros que quieren algo. ¿Por qué no lo han pedido hace 5 segundos, cuando he pasado por al lado de su asiento?

Con información del blog de Paco Nadal de El País