La decisión de viajar a algún lugar, lejano o no tan lejano, puede ser difícil, alegre, triste, aventurera o nostálgica. Pero lo que debemos saber es que un viaje siempre nos hará aprender algo, cosas buenas o cosas malas, pero siempre útiles. Lo adquirido, incluso, puede aplicarse en otros campos de la vida.

La realidad del mundo: Salir de casa, ir al mundo. Viajar. La riqueza cultural que uno puede adquirir no tiene límites. No es lo mismo saber que existen países con religiones, culturas o tradiciones diferentes, que estar allí y vivirlas. Entenderás el comportamiento y la forma de pensar de gente de otros lugares que muchas veces prejuzgaste. Tendrás una nueva perspectiva del universo.

Organización, responsabilidad y madurez: Así viajes solo o un grupo, tendrás un alto grado de madurez, responsabilidad personalidad y capacidad de organización mientras más viajes. Si tienes poco dinero, más aún, aprenderás todo el valor de éste. Planear las rutas, encontrar transportes, alojamientos, entre otras cosas, todo esto te enseñará muchas cosas.

Un ser social: Al conocer mucha gente, y de distintas culturas, tendrás que poner en práctica no solo a tu cara bonita, sino toda tu capacidad para socializar. Importante para cualquier aspecto de tu vida.

Adaptabilidad: Los obstáculos que nunca habíamos pensado estarán frente a nosotros. Y lejos de casa ya no podrás huir de ellos. Improvisaremos y nos adaptaremos a cualquier situación.

Negociación: Hay países en donde “regatear” es totalmente básico. Para ahorrar tendrás que aprender a negociar, aprenderás cuándo debes hacerlo y cuándo no.

Idiomas: Un viaje se convertirá en tu mejor profesor de idiomas. Y si ya manejas un idioma, entonces tu destino será ese impulso que necesitas para perfeccionarlo. Ya sea por los amigos que hagas allí, por la necesidad de tener que comunicarte, o porque el ambiente te ayudará a desenvolverte.

Fuente: mundo-nomada.com