es particularmente bella en aquellos meses más fríos y de muy poca luz. La capital Rusia se convierte durante el invierno en un verdadero mar de luces, mientras que, en el resto de Europa la decoración navideña desaparece pronto, Moscú celebra la estación fría hasta el final.

Miles de luces adornan las calles, árboles y monumentos en la capital rusa. Enormes esculturas lumínicas alumbran su centro histórico e incluso la pista de hielo del Parque Gorki parece un mar de luces.

Fuente: DW


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