Así lo informó el arqueólogo residente José Bonilla Sánchez, quien refirió que las indagaciones recién empiezan y pese a ello hay indicios de que el Señorío de Cinto no solo concentraría vestigios de la cultura Lambayeque, sino también de la Mochica.

El Señorío de Cinto abarca una muralla, caminos empedrados y cementerios, estructuras que dan la idea de que fue una ciudad de piedra, una “maravilla arqueológica”, que está llamada a convertirse en el nuevo epicentro turístico-cultural de Lambayeque.

“No se descarta que haya sido el centro de uno o varios santuarios religiosos de relevancia, donde la élite ofrecía sus ceremonias a los dioses o al Señor que reinaba”, comentó Bonilla en rueda de prensa.

El Señorío de Cinto, al unirse con el Señorío de Collique (Pucalá), dio nacimiento a la actual ciudad de Chiclayo, cuyo emblema inicial fue la iglesia matriz que posteriormente fue destruida.

Bonilla recordó que en dicha zona se encuentra El Tambo, infraestructura que albergó a Francisco Pizarro durante 1532. En la época prehispánica cualquier comunidad no poseía este tipo de atributo, es por eso que varios investigadores coinciden en que este lugar era el centro de un pueblo progresista y vigoroso.

Refirió que se procedió a limpiar la maleza que cubría el complejo arqueológico Cerro Pátapo-Cinto, que comprende El Tambo y Huaca Brava, que, a su vez, corren riesgo por la humedad que filtran los cultivos de parceleros y de la empresa Pucalá.

A ello se suma el peligro que funcione a escasos diez metros de Huaca Brava una laguna de oxidación de la Entidad Prestadora de Servicios de Saneamiento de Lambayeque.