Tierra de mágicos desiertos y fértiles oasis, de playas y bosques, y de grandes cadenas montañosas, donde la nieve permanece casi todo el año.

En sus ciudades imperiales, como Fes, Rabat, Marrakech o Meknes, se pueden admirar las construcciones que las distintas dinastías marroquíes dejaron a su paso.

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Marruecos ofrece bellas ciudadelas, que salpican la denominada Ruta de las Kasbahs, las antiguas fortalezas bereberes. No deje de visitar la impresionante Casablanca, con su extraordinaria mezquita de Hassan II, o la capital del país, Rabat, que impresiona por la vitalidad de sus habitantes.

La hermosa Essaouira, o Marrakech, con su zoco, uno de los más llamativos del país. Los oasis del Gran Sur, donde los palmerales se recortan sobre las dunas del Sahara. Una escapada a Marruecos podrá convertirse en el más cercano de los grandes viajes.