Algunos hoteles están hechos de hielo, otros con cascadas e incluso unos en árboles, pero nunca uno que existiera de sal.

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Ubicado en el maravilloso Salar de Uyuni en Bolivia, se encuentra una particular edificación donde tienen una extraña regla para sus huéspedes: no lamer las paredes.

En el hotel Palacio de Sal te demostrarán por qué más que un condimento, el cloruro sódico es genial para construir paredes, pisos, murallas e incluso muebles. Probablemente te quedarás sin palabras al ver el diseño poco usual de las áreas comunes y los grandes ventanales del comedor.

Se demoraron dos años en terminar la exótica estructura. En el proceso utilizaron más de un millón de bloques salados y 10 mil toneladas de las sustancia. Algunas zonas del recinto han sido reconstruidas debido a los daños que produce la época lluviosa en su arquitectura.

El mágico palacio tiene 30 habitaciones: 9 matrimoniales y 21 dobles. Los dormitorios son particularmente atractivos gracias a su gran parecido con un iglú. Todos cuentan con baño privado y los precios varían alrededor de US$ 135 por noche.