Que no se alarmen los que piensan que “bucear en superficie” es una quimera. Es posible al cien por cien. El responsable de que este sueño aparentemente inalcanzable pueda convertirse en realidad es el Lago Verde de Austria, una acumulación de agua que sólo hace honor a su categoría de “lago” cuando se inunda en verano.

En invierno, por el contrario, el Grüner See (su nombre en alemán) es un precioso parque rodeado de árboles donde se puede acudir a disfrutar de la naturaleza sin necesidad de bombonas de oxígeno ni aletas, puesto que la profundidad del mismo es de sólo dos metros de calado.

La cosa cambia cuando empieza el deshielo primaveral y el terreno del jardín comienza a llenarse de agua hasta quedar totalmente inutilizado por encontrarse inundado. ¿Inutilizado? Depende de cómo se mire.

Es cierto que el recinto ya no puede recorrerse a pie, pero si se consigue un buen neopreno es un lugar ideal para desconectar del estrés sentándose en uno de los bancos que han quedado sumergidos. La foto es, cuanto menos, original.

La poca profundidad que tiene en Lago Verde en invierno aumenta hasta los doce metros en el momento en que acoge la máxima cantidad de agua. El líquido elemento con el que se llena el Grüner See proviene de las montañas de piedra caliza de Hochcschwab, en la región austriaca de Estiria (sureste de Austria, cerca de la ciudad de Tragöß), y se ha convertido en un auténtico atractivo turístico para los amantes del buceo y curiosos ocasionales.

Fuente: ABC