Entre el Cusco y el lago Titicaca, camino a Sicuani, los antiguos incas construyeron un templo de más de 12 metros de alto para el dios Wiracocha, el creador de todo lo existente. Hoy en día, el Templo Wiracocha, sin culto ni peregrinos, es una magnífica atracción turística para todos los viajeros que quieran observar los vestigios de una ancestral creencia.

El lugar, situado en la provincia de Canchis, sigue lleno de simbolismo del pasado, inamovible y monumental, provisto del silencio por la zona rural y natural que lo rodea.

Este completo arqueológico se encuentra a 3,460 metros sobre el nivel del mar y, a pesar de la notable destrucción durante la invasión española, aún podemos ver los restos de sus paredes de adobe y base de piedras volcánicas, flanqueado a cada lado por una hilera de once columnas.

El complejo también incluye áreas residenciales y graneros, donde se guardaban alimentos. Junto al templo, al norte, son doce viviendas, que habría albergado a los sacerdotes y los administradores locales.

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