Eran devastadores los desastres que azotaban a la población: lluvias, huaycos, temblores, pérdida de ganado, casas derruidas. La incertidumbre se apoderó de ellos, sin saber qué hacer para aplacar la furia de la naturaleza y con una mezcla de incertidumbre y desesperación, el sacerdote del pueblo ordenó llevar una cruz al cerro más próximo para orar toda la noche y suplicarle a Dios que se apiadara de ellos. Eligieron a uno de los pobladores al cual llamaron peano, le prepararon un capacho (correas de cuero) que le serviría de soporte para poder cargar la cruz hasta el lugar designado.

Tras una caminata de dos kilómetros y medio llegaron al cerro Yucán, clavaron la cruz en señal de conexión con Dios y pasaron la noche en vigilia, orando y suplicando piedad al altísimo, al llegar la mañana los pobladores vieron salir el sol y la lluvia cesó, los temblores se alejaron del pueblo, la furia de la naturaleza había sido sosegada, el pueblo empezó a gritar ¡Milagro! ¡Milagro! las lágrimas eran de felicidad, el sacerdote dio gracias al altísimo y desde entonces los pobladores de Churubamba hacen la peregrinación al cerro Yucán para orar y dar gracias por la compasión de Dios y el pueblo fue bautizado como Santa Cruz de Churubamba.

Hoy han transcurrido trescientos cincuenta años desde ese milagroso día y la fe y devoción de Churubamba se reafirma con los años. En el año de 1996 el reverendo Oswaldo Rodríguez se le ocurrió escenificar la peregrinación fusionando la leyenda de la cruz de Churubamba y el vía crucis de Jesús en época de pascua. El alcalde de ese entonces se sumó a la idea del párroco y la búsqueda de actores empezó. Sin un Jesús a la vista el reverendo asumió tal papel hasta el año 2005 en el cual, sin razón alguna, él decide renunciar a seguir personificando a Jesucristo y se retira del pueblo.

Los pobladores entraron en desesperación y angustia el alcalde asume el encargo de buscar a un nuevo Jesús para seguir con la peregrinación de todos los años. Es así que se dirige a la ciudad de Huánuco donde conoce a Antonio, quien curiosamente era de ese poblado y tenia todo el aspecto físico de Jesucristo: cabello largo, barba poblada y hasta la edad de Cristo.

Antonio Robles Jara, 41 años, siempre tiene una sonrisa amplia y sincera, recorre el pueblo disfrutando del paisaje y no hay persona que le niegue un saludo o le desee un buen día; es de tez clara, cabellos castaño, ojos marrones, bien podría pasar por un turista alemán y desde hace nueves años viene personificando a Jesús de Nazaret en el distrito de Churubamba. Él es casado, tiene dos hijas: Nicole y Haya. Es profesor de música y teatro; trabaja eventualmente en diferentes colegios, con municipios, guía turístico y es el hijo predilecto del pueblo.

El Jesús de Churubamba no es católico ni cristiano, ni mucho menos profesa otra religión, él se considera un seguidor de Cristo sin religión, su único credo es la paz con la naturaleza, con el prójimo y con el mundo que lo rodea, practica el vegetarianismo y el misticismo.

Churubamba está ubicada a 15 km de la ciudad de “Huánuco”.https://peru.com/noticias-de-huanuco-298?pid=5, y los turistas nacionales e internacionales, que desean hacer turismo místico, viajan treinta minutos hasta el pueblo de Churubamba para buscar a Toño y hacer retiros espirituales, turismo místico, entender la comovisión andina, la fe en Cristo y rendirle tributo a los apus.

El sueño que tiene Antonio es poder enseñar todo lo aprendido con maestros mayas, indios sioux, chamanes andinos y lo extraído de la Biblia para poder crear una villa en el que se respete todas las creencias y se viva en paz y armonía con la naturaleza.

“Jesús nos dijo: Ama a tu prójimo como a ti mismo, es lo que trato de enseñar a mis hijas y a los pobladores de mi querido Churubamba”.

Por: Mirkos Murguia (@MIRKOSMURGUIA)