No sólo los hombres mandaron en el antiguo Perú. Con poderes sobrenaturales para sanar a los enfermos y los brazos tatuados por imágenes de arañas, murió de tan sólo 28 años la llamada Señora de Cao, la única gobernante mujer que se supo tuvo el país antes de la llegada de los conquistadores.

Su existencia fue en realidad un secreto durante mucho tiempo, hasta que en 2006 se descubrieron sus restos y nació el complejo arqueológico El Brujo, una de las extraordinarias paradas de la Ruta Moche.

Son 300 kilómetros por la zona norte del Perú, en donde yacen alrededor de 26 pirámides, muchos museos, artesanías, muestras gastronómicas y una increíble riqueza cultural que evidencia que esta nación vecina, que visitaron el año pasado 132 mil colombianos, tiene mucho más que ofrecer además de tradicionales y concurridos destinos turísticos como Cusco, Machu Picchu y Lima.

El viaje comienza en Trujillo, la tercera urbe más poblada de Perú, ubicada a 50 minutos en avión de Lima. Al igual que a Medellín, también la llaman la ciudad de la eterna primavera por su plácido clima. El océano Pacífico baña sus costas y en las calles se evidencia la vocación mercantil de sus habitantes, basada principalmente en alimentos como el arroz y la caña, además de los textiles.

El recorrido sigue por los departamentos La Libertad y Lambayeque, que formaron parte de los reinos Mochica y Chimú. Uno de los lugares imperdibles es la Huaca de la Luna, conformada por tres pirámides en cuyas paredes se observan evidencias de cómo eran las ceremonias religiosas y las actividades cotidianas.

También está la ciudad de Chan Chan, declarada en 1986 por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad. Son diez conjuntos amurallados que se cree eran palacios donde vivían los habitantes más ricos del reino de Chimú e incluso el lugar en el que se enterró a sus gobernantes. El recorrido dura aproximadamente una hora y la recomendación es hacerlo en compañía de un guía.

Otras paradas obligadas son Huanchaco, un típico pueblo de pescadores en el que todavía se preserva el uso ancestral de los caballitos de totora, y Chiclayo, conocida como la capital de la amistad. Aquí vale la pena visitar varios museos para conocer el arte orfebre de la cultura Lambayeque, además de disfrutar de increíbles playas como Pimentel y de las artesanías de Monsefú.

Fuente: Elespectador.com