Puno fue sede de la cultura Tiahuanaco (800 a 1200 d.C.), máxima expresión del pueblo Aymara, que se desarrolló entre lo que hoy es Perú y Bolivia; los Incas se impusieron en el territorio en el siglo XV y los españoles dejaron un importante legado colonial en toda la zona, atraídos por la actividad minera que se desarrolló en el lugar.

Hoy, la ciudad de Puno msnm) es capital del folclore peruano y sede de la Fiesta de la Virgen de la Candelaria y descansa a orillas del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo. Los alrededores son espectaculares destacando las Chullpas de Sillustani, con su conjunto de imponentes torres funerarias construidas por los Kollas; Juli, célebre por sus hermosos templos coloniales; Lampa, con su iglesia virreinal construida entre 1675 y 1685; Llachón, comunidad que aún conserva centenarias costumbres y manifestaciones culturales y Pucará, famosa por su cerámica preínca y por los ‘toritos de Pucará’ que hoy los artesanos elaboran con arcilla.

El lago alberga también diversas islas, cuyos habitantes han preservado ancestrales costumbres y tradiciones. Un ejemplo de esto son los Uros, que viven en ‘islas flotantes’ fabricadas artificialmente con totora, y que navegan por la zona en sus tradicionales embarcaciones también de totora. Taquile, Suasi y Amantaní son conocidas por la amabilidad de sus moradores y por sus ancestrales técnicas de tejido, sus construcciones precolombinas y maravillosos paisajes. La Reserva Nacional del Titicaca (36.180 ha) protege extensos totorales y diversas especies de flora y fauna.