Así son La Merced y San Ramón, donde encontrará lugares mágicos y asombrosos como el Jardín Botánico El Perezoso y el puente colgante Kimiri. Sus hijos no podrán creerlo cuando vean el Cascarazuelo, un árbol de Ojé de más de 300 años con un ancho que no puede ser cubierto por 30 personas tomadas de las manos.

Le ofrecerán exquisitos potajes, como doncellas fritas, chicharrones de sajino o sencillamente su tacacho con cecina. Además, puede conocer y comprar las medicinas tradicionales, como la uña de gato y otros nombres, cada cual más intrigante que el otro. También puede adquirir sus licorcitos de hierbas.

En las afueras le espera las comunidades de la nación ashaninka: Pichanaki, Perené, Yurinaki y Santa Ana. Hay tanta belleza natural que se le paraliza el corazón de la alegría. La gente es linda, exótica y amable.

Su artesanía es encantadora: ¡Imposible no comprar! Y si desea llevarse algo para la despensa, le cuento que el café es de lo mejor y las naranjas no se quedan atrás.

Fuente: Turismoperu.info