El 28 de enero de 1986 ocurrió la tragedia de exploración espacial más grande de la historia. Pocos segundos después de su lanzamiento, el transbordador Challenger explotó en el aire causando la muerte instantánea de sus siete tripulantes.

El Challenger, misión STS-51-L se desintegró a los 73 segundos de su despegue y gran parte de sus restos cayeron en las aguas del océano Atlántico, frente a la costa de Florida.

En el accidente murieron los tripulantes Francis Scobee, Michael Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe.

Investigaciones posteriores al desastre arrojaron una serie de errores cometidos que, encadenados unos a otros, revelaron las causas de la explosión del Challenger.

Después de la tragedia, el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, indicó en un mensaje en cadena nacional que “no habíamos sufrido una tragedia como esta”.

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