Huang Dafa ha pasado buena parte de su vida dedicado a mejorar el bienestar de sus ciudadanos. Este anciano chino de 89 años ha tardado 36 años en construir con sus propias manos un canal de 10 kilómetros que rodea tres montañas para llevar agua a su localidad, de la que es alcalde. Sigue leyendo esta historia de YouTube. Te invitamos a ver la galería de fotos.
Su plan comenzó en 1959, cuando los vecinos de un pequeño pueblo llamado Caoyuanba, situado en la cordillera de la provincia de Guizhou, apenas tenían agua potable para sobrevivir: dependían de las lluvias y de un pequeño riachuelo, que terminó por secarse.
Los demás pueblos de la zona se referían a Caoyuanba como ‘esa zona pobre’, ya que no había ni agua, ni electricidad ni carreteras. Bajo esas condiciones, pocos vecinos pudieron aguantar y lo normal es que todos se fueran buscando una vida mejor. Pero Huang Dafa quería que la localidad fuera habitable. “Por eso decidí que el pueblo debía tener tres cosas: luz, una carretera de acceso y agua”, asegura este hombre.
Lo primero que hizo fue visitar los pueblos cercanos, para ver si alguno tenía suficiente agua para poder compartirla. En Yebiao encontró lo que buscaba, pero solo había un problema: los dos pueblos estaban separados por 10 kilómetros de montañas. Y por supuesto, Dafa no tenía ni idea de cómo transportar agua en condiciones salubres.
Por eso este hombre se decidió a estudiar hidrología. Con 53 años, solicitó trabajar en el departamento de aguas de una ciudad cercana y allí empezó a descubrir cómo podría cumplir su sueño.
Tras tres años en el puesto y acumular un vasto conocimiento, se lanzó a construir el canal. Para ello, presentó un plan al gobierno local y solicitó una partida de 60.000 yuanes (8.000 euros). Además, los habitantes de Caoyuanba donaron otros 10.000 (1.333 euros).
Hafa no tenía bastante con planificar y buscar fondos para su obsesión, también empezó a picar la montaña él mismo, para liderar a un grupo de 200 trabajadores que participaron en la construcción.
Finalmente, en 1995 se inauguró la obra de ingeniería. Y no solo eso. También llegaron la electricidad y la ansiada carretera. Los vecinos, que ya tenían suficiente agua, se pusieron a cultivar arroz. Sus condiciones de vida mejoraron de manera espectacular y la población empezó a crecer.
Por su parte, Huang Dafa sigue obsesionado con el bienestar de su población, por lo que hace frecuentes excursiones al canal para vigilar que no haya ningún tipo de obstrucción o problema. Todo un héroe.
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