En el desierto de Nuevo México un niño de 10 años descubrió un esqueleto de la familia de los Stegomastodon, ancestros de los elefantes, con una edad de 1.2 millones de años. Esto sucedió cuando Jude Sparks (el pequeño arqueólogo) y su familia estaban en una excursión por el desierto de Las Cruces, el pasado noviembre. Lee esta historia de . Sigue leyendo. Te invitamos a ver la galería.

Nadie esperaba que lo que empezó siendo un viaje familiar terminara convirtiéndose en una aventura en la historia, pues por un resbalón, Jude se encontró con unos colmillos ancestrales de Stegomastodon y con ellos el descubrimiento de todo el cráneo.

En un principio, el pequeño no sabía que había descubierto algo muy importante, Jude menciona que desde que lo encontró se dio cuenta de que era algo que no se ve todos los días.

“Estaba jugando a esconderme de mis hermanos, cuando me tropecé con una parte de un colmillo. Mi cara aterrizó en el fondo de una mandíbula y miré arriba para encontrar otro colmillo. No sabía lo que era, solo que eso no era algo usual”, comentó Sparks.

Hunter, el hermano mayor de Jude, pensó que era el cráneo y los cuernos de una gran vaca gorda, mientras que los papás pensaron que eran los restos de un elefante y tomaron una foto, para investigarla posteriormente en casa. Sigue leyendo la nota de

“Cuando volvimos a casa, tratamos de investigar. No parecía ser un elefante, así que supusimos que tal vez era otra cosa”, dijo Michelle Sparks, madre del menor.

Al darse cuenta de que quizás se trataba de algo más importante, decidieron enviar la fotografía al profesor Peter Houde, de la Universidad del Estado de Nuevo México, experto en estos temas.

Houde menciona que recibe muchos mensajes de posibles descubrimientos arqueológicos, pero que la mayoría de ellos no resulta ser algo de importancia. Sin embargo, este caso era diferente, pues el descubrimiento del pequeño Jude no se trataba de una vaca o un elefante, sino de algo mucho más grande y más viejo, con un valor histórico y arqueológico importante.

“Fue increíblemente emocionante porque los fósiles en estas condiciones son bastante raros. Sabía de su existencia aquí pero raramente puedes encontrarlos. Así que estábamos muy emocionados, aunque no sabíamos qué tanto del fósil estaba ahí”, dijo el profesor.

El doctor Houde y su equipo de trabajo pudieron extraer el enorme cráneo en mayo pasado. Ahora están trabajando en la forma de poner esta valiosa pieza arqueológica al alcance de todo el público.

Mientras tanto, Jude se muestra muy feliz por su descubrimiento, pues desde hace unos años tenía cierto interés en los dinosaurios y la arqueología. ¡Quién lo diría! Un tropezón terminó por afianzar su vocación. ¿Te gustó la nota de ?

TAGS RELACIONADOS