Qué hermoso era que de niños nos contasen cuentos para dormir, mientras nuestra imaginación nos trasladaba a esos mundos mágicos de hermosos castillos, coloridos bosques y dulces princesas. Ahí conocimos a las doncellas delicadas, a los valerosos príncipes y a las queridas hadas madrinas. Qué lindo y mágico era todo.

Pero, si nuestros padres nos hubieran contados las versiones originales de estos cuentos, los que menos hubiéramos hecho, sería dormir… en semanas. Princesas violadas, niñas caníbales, mutilaciones y castigos horrendos son parte de estas versiones originales y sangrientas de los cuentos de hadas. Comencemos: “Había una vez…

Blancanieves

En la versión original de Blancanieves de los hermanos Grimm, la manzana no es el único intento directo de la madrastra para acabar con la bella niña, Blancanieves sufre 3 intentos de asesinato por parte de la vieja bruja. Al principio trata de ahorcarla con lazos de encaje, luego prueba con un peine emponzoñado, y finalmente lo intenta con la famosísima manzana envenenada. Pero en ninguno logra su deseo, pues Blancanieves se atraganta con la manzana y queda inconsciente. Además, ella se despierta no gracias al beso del príncipe, sino a que el príncipe había comprado su féretro porque se había enamorado del supuesto cadáver, y este cayó en el trayecto. El golpe hace que Blancanieves escupa la manzana y abra los ojos. Al final, el castigo para la bruja es bailar enfundada en zapatos de hierro al rojo vivo hasta que caiga muerta. ¿Tierno no?

La Cenicienta

La historia que conocemos es muy parecida a la original, salvo que las hermanastras eran muy bellas, pero de corazón duro. El giro se da cuando el príncipe visita la casa de las doncellas en busca de quien calce en el zapato mágico. Según el relato original, las hermanastras tienen los pies muy grandes para encajarlos en el delicado calzado. Una de ellas se corta los dedos del pie para que el zapato le entre, y la otra hace lo propio con el talón. Pero 2 palomas le advierten al príncipe del engaño, y le hacen notar las manchas de sangre en el piso. En la iglesia, cuando se casan Cenicienta y el príncipe, esas mismas palomas (con complejo de cuervos) arrancan los ojos a las hermanastras como castigo.

La Sirenita

En el relato original de Hans Christian Andersen, la sirenita solo puede salir a la superficie y andar como humana, si es que bebe una poción que la hará sufrir como si caminara sobre cuchillos. Ella muy enamorada soporta el dolor con tal de ver a su príncipe amado, pero la desdichada sirenita termina con el corazón destrozado, al ver que su príncipe se casa con otra. Al final, ella se lanza al mar donde su cuerpo se disuelve hasta volverse espuma de mar.

Pinocho

En la versión original, Pinocho es ahorcado por sus innumerables faltas y solo en versiones posteriores la historia obtendría su famoso final en el que la marioneta se convierte en un niño de verdad. Según el extracto “No tuvo fuerzas para decir nada más. Cerró los ojos, abrió la boca, estiró las piernas y, dando una gran sacudida, se quedó tieso”. Así, con la muerte de Pinocho ahorcado por el Zorro y el Gato en castigo por sus ambiciones, es como Carlo Collodi, creador de Pinocho, planeó finalizar su obra antes de que su editor lo convenciera de agregarle 20 capítulos de un tono mucho más infantil.

La Bella Durmiente

Nacida, como la gran mayoría, de la tradición oral, Giambattista Basile en 1634 contaba una versión diferente a la que conocemos ahora. Mientras estaba inconsciente, la princesa fue embarazada por un rey (que era casado) y que luego se marchó, la princesa despertó solo para darse cuenta de que era madre, y de 2 niños. Pasa el tiempo y el rey ‘sacavueltero’ retorna triunfante y le promete enviar a alguien para recogerla a ella y a los niños. Cuando el trío fue llevado eventualmente al palacio, la esposa del rey intentó matarlos a todos, pero el rey impidió tal cosa y la reina muere devorada por serpientes. Al final, la Bella Durmiente se casa con el hombre que la violó, y viven felices para siempre.

Caperucita Roja

La versión original de Caperucita Roja, más antigua que la versión de los hermanos Grimm o de Charles Perrault, relata cómo Caperucita ingiere la carne y la sangre de su propia abuela, como símbolo del paso de la juventud a la adultez. Además, la niña es incitada a desnudarse y a acostarse con el lobo, que se la llega a devorar sin que exista un leñador que la salve. Fin.