La fuente histórica es un tema de discusión, aunque muchos indicios nos remontan al siglo XIII, donde un trovador llamado Roger de Wendower, narraba lo sucedido a Lady Godiva. Esta dama era una señora sajona, esposa de Léofric, conde de Chester y de Mencía, y señor de Coventry (Inglaterra) en el siglo XI. Lady Godiva y el Conde de Chester eran dos personas muy religiosas y como tal fundaron el monasterio de Coventry y llevaron al condado a un estado de bienestar a pesar de la situación de la época. Claro, pero no lo suficiente.
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Con el paso del tiempo los problemas de sus súbditos se fueron incrementando, hasta el punto en el que les era imposible pagar los impuestos a su señor. Fue Lady Godiva quien trató de interceder ante tal situación y le pidió al conde que bajará los impuestos. El conde, ante tal petición le propuso a su esposa que si se paseaba desnuda por las calles del pueblo él bajaría los impuestos, muy convencido de que ella no lo haría. Pero lo hizo.
Lady Godiva cumplió “la apuesta” y desnuda – ocultando sus pechos con sus cabellos -, se paseó como Dios la trajo al mundo – y mucho más desarrolladita – por el pueblo de Chester para que su esposo cumpliera su promesa. Los campesinos, que conocían de tal apuesta, decidieron no salir a la calle, cerrando puertas y ventanas por respeto a su señora. Todos menos el sastre, que se asomó a la calle para ver a Lady Godiva desnuda – desde entonces el sastre sería conocido como Peeping Tom (Tom el mirón). Trás lo sucedido, el conde accedió a los deseos de su mujer bajando los impuestos.
Hoy en día, cada año en las fiestas populares de Coventry, una mujer desnuda montada a caballo recorre sus calles en recuerdo de la heroína Lady Godiva. Cierta o no, esta historia nos enseña algo: No hay que retar a las mujeres, uno nunca sabe…