Roberto Gómez Bolaños Chespirito, recordaba siempre una anécdota que le sucedió en Guatavita, población cundinamarquesa en 1982, durante su visita a Colombia y mientras se daba un descanso junto a todo el elenco, para visitar lugares turísticos. En aquella época, cientos de niños, que derivaban su sustento de las artesanías de madera recibieron con sorpresa el paso de El chavo del 8 y sus amigos por sus carreteras, tanto que muchos le regalaban sus productos en señal de cariño y le rechazaban todo pago monetario que el mexicano otorgaba.

Es así, que mientras viajaban en bus, sube en un paradero un niño de escasos recursos económicos a vender dulces y otras golosinas. El niño, cuenta el mismo “Chespirito”, pasaba por todos los asientos del vehículo, ofreciendo su mercancía, cuando este llegó al asiento donde estaba “El Chavo”, se le quedó viendo como hipnotizado, luego de un rato este niño sacó todo el dinero que tenía en los bolsillos y se lo dio al Chavo y le dijo: “Toma para que te compres tu torta de jamón”; Roberto Gómez se quedó perplejo ante lo que este niño pobre acababa de hacer, y él como un caballero, le aceptó el dinero para no dañarle la ilusión a este niño pobre de corazón tan rico.

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