Ojo a aquellos que no saben cocinar y quieren impresionar a sus arriesgados comensales. Primero, hagamos una prueba: coge una galleta de chocolate y cómetela mientras escuchas una canción de Leonard Cohen, Barry White o Louis Armstrong; y ahora toma otro bocado pero cambia de música, prueba con algo más agudo, como James Blunt, o Freddie Mercury. ¿Sientes alguna diferencia?

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Pues te contamos que un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford dirigido por Charles Spence, estudia la relación entre la música y la comida y dice que sí, existiría una diferencia al realizar tal prueba. Según el estudio, que recoge la NPR, los sonidos más agudos realzan el sabor de los alimentos dulces o agrios. Mientras que los sonidos más graves destacan los sabores amargos.

Según Spence “saborear algo es una experiencia multisensorial, porque ese sabor está influenciado por el olor, el sonido, la textura…”. Otro de los proyectos en los que trabaja este equipo de investigadores es Sonic Seasoning (Condimento Sónico) y también ahonda en cómo puede influir la música en las papilas gustativas. De acuerdo a ese estudio, el Nessum Dorma de Pavarotti es el acompañamiento perfecto para el sabor amargo del café. Haremos la prueba ¿no?