Megumi Igarashi, que se hace llamar Rokude Nashiko (‘niña bastarda’), fue detenida por la policía de Tokio, acusada de obscenidad por “distribuir información que podría crear una forma obscena con una impresora 3D”, según indicó una portavoz de la justicia japonesa. La artista intentaba de esa manera colectar fondos en internet para financiar la fabricación de una canoa, modelada con la forma de su vagina, mediante una impresora 3D.

La artista japonesa – que ha creado otras obras inspiradas en los genitales – había conseguido recaudar un millón de yenes (9 800 dólares) a través de una página de financiación colectiva. A cambio de los donativos, mandaba información a los participantes con la que podían crear impresiones en 3D de sus genitales. En caso de ser condenada, Igarashi se enfrenta a una posible pena de hasta dos años de cárcel y una multa de 2,5 millones de yenes, según su abogado.

Japón tiene una industria pornográfica importante que abarca una amplio abanico de gustos. Sin embargo, la ley sigue prohibiendo la representación de los genitales, que normalmente aparecen censurados o con disimulados con píxeles en imágenes y en vídeos. La activista Minori Kitahara dijo que la policía registró la oficina de Igarashi e incautó 20 de sus obras. “Japón sigue siendo una sociedad en la que se reprime a quienes tratan de expresar la sexualidad femenina, cuando la sexualidad masculina se tolera en exceso”, dijo la activista.