Calentaba el sol, era un domingo por la mañana en junio de 1969. Se llevaba a cabo uno de los recitales titulados Beat Baires, en el Teatro Coliseo de Buenos Aires. Sobre el escenario, se encontraba una de las agrupaciones que iniciaría la historia del rock argentino, Almendra. Un joven – de tan solo 19 años -, una guitarra acústica y los coros de Molinari, Del Guercio y García, regalaban a un público juvenil una de las mejores canciones en nuestro idioma: Muchacha ojos de papel. El tema inmediatamente se convirtió en un himno de una época en la que las “libertades querían ser libres”, sobre todo el amor y sus manifestaciones.

Constituida por pura poesía ‘spineteana’, con la que alimentaría los oídos cardiacos de varias generaciones, es una súplica romántica a su compañera para que no se levante de la cama después de haberse amado. Pero ¿existía aquella compañera o era quizá un ensamble de musas que revoloteaban sobre la melena de Spinetta? Pues sí existió y existe, su nombre, Cristina Bustamante, y fue el primer gran amor correspondido del músico.

La historia de El flaco y Cristina

Cristina y El Flaco, se conocieron a los 17 años, ambos coincidían en el Instituto San Román de Belgrano, en Buenos Aires, donde el músico argentino cursó la secundaria. Además, ella era la hija del encargado del edificio en el que vivía Emilio del Guercio, bajista de Almendra, así que de la frecuencia nació el amor. “Escuchábamos a The Beatles – cuenta Cristina en una entrevista con el periodista Sergio Dattilo – y dibujábamos; los tres dibujábamos bien: Luis, Emilio y yo. Y como yo sabía inglés y Luis no tanto, le traducía los temas de The Beatles. Para él era una especie de heroína del inglés”. Sobre el padre de ella, esta comenta: “Con su ética de clase trabajadora, de encargado de edificio, no estaba para nada contento de que su nena saliera con un pibe de pelo largo. Pero después lo amó”.

Cristina era una joven muy hermosa – y hoy en día lo sigue siendo a sus 65 años -, muy inteligente y divertida, y tenía completamente enamorado al Flaco, que transformaba cada beso en una poesía y, aquella “primera vez de los amantes,” la convirtió en una inmortal canción. Muchacha ojos de papel, no era solo un “no te levantes de la cama”, era un “no te vayas nunca”. Pero esta vez la musa fue más allá de la inspiración y tomó el lapicero y corrigió la canción que escribió. “En realidad yo hice un solo cambio; en el original Luis había puesto ‘senos de miel’, y yo le dije que eso parecía un catálogo de corpiños… Estuvimos de acuerdo en que ‘pechos’ quedaba mejor.”, señala la ahora abuela de 2 pequeños.

La historia de amor entre ellos se terminó en 1971, dejando varios temas inspirados. Años más tarde ella se iría a radicar a Venezuela, luego a Boston, para finalmente – la heroína del inglés del Flaco -, anclar en Los Ángeles y dedicarse a ser profesora de español. Nunca perdieron contacto, y cuando podía ella lo visitaba. En una charla telefónica, Luis le contó de la fatal enfermedad que lo aquejaba, y ante la preocupación de ella, él le dijo, con esa sinceridad que no tiene nada que ver con la resignación y que solo los mejores amigos saben entender: “Me preparé toda la vida para este momento”. Aquella, fue la última vez que Luis Alberto Spinetta habló con su Muchacha ojos de papel.

Y para coronar… muchos años después, aquella formación de Almendra se volvió a juntar sobre un escenario, y dejaron este video de leyenda: