Andrés Calamaro, siempre polémico como prolífico, siempre amado como odiado, siempre crudo como retórico y sobre todo, siempre Calamaro, ofreció hace unos meses una entrevista al portal Publimetro.com.mx, del cual hemos extraído 7 pensamientos del Salmón. Algunas líneas aumentarán la admiración y el cariño de sus fans, otras levantarán la voz de sus detractores, aún así, él no deja de decir lo que piensa.

1. Músico

“No soy un músico de generación espontánea, fui preparado para eso. No fui un buen alumno de piano, no me convertí en un gran pianista de jazz, pues me faltó voluntad. No estaba en el fandango y un rayo de luz me dio en la frente y empecé a ser músico. Soy músico de segunda categoría que tiene que forzarse para que las cosas salgan bien. A mí me preocupa el público que llora cuando escucha mis canciones, pues no me gustaría que escucharan solo mis discos; si eso pasa, es que me equivoque en algo.”

2. Fútbol

El futbol tiene momentos emocionantes. A mí, en realidad, la camiseta argentina me emociona si tiene el número 10 detrás, el número de Maradona. Recuerdo una vez que estaba solo en mi departamento de Madrid viendo en la televisión un partido de Barcelona contra Arsenal, y empezó perdiendo un gol a cero el Barça. Luego (Lionel) Messi le dio vuelta al resultado de una forma tan heroica que sentí emociones frente a la tele, quise abrazar al aparato. Reconozco que alguna vez la música y el futbol me emocionaron tanto, que llegué al punto de querer enamorarme del televisor; no me da vergüenza confesarlo.

3. Gustavo Cerati

El tema de Gustavo (Cerati) es un dolor constante. Cantar sus canciones es emotivo, me recuerda la grandeza de Gustavo y Soda Stereo. Me emociona recordar a Gustavo en cada ciudad que vamos y que esa sensibilidad llegue hasta donde está. Espero pronto levantar el teléfono y escuchar que mi amigo está de vuelta. Si hay algo que me molesta en el tema de Cerati son los tributos… ¡hombre, no es tiempo todavía de hacer tributos!

4. Malos Pensamientos

Con mis “enemigos”, quiero que se hagan notar más, digo yo… que manchen alguno de los guitarristas y le tiren pintura roja (risas). Mi mal pensamiento es que, a mi parecer, el debate de la tauromaquia no existe, porque de un lado son las mismas tres falacias de siempre: tortura, deporte y eres un hijo de puta… si eso es el debate, se terminó antes de empezar, ¿es así, no? He escuchado que me dicen cosas peores, más allá de un hijo de puta. Si la excusa es el amor a los animales, se están pasando, desean las muertes de nuestros hijos. Yo no quisiera que a mi perro lo mataran como a un toro, porque es un perro; además, es pequeño. La vida me castigó demasiado, pero supongo yo que salir entero o casi entero del laberinto de los vicios es el toro más bravo que me ha tocado lidiar.

5. Pasión

Creo que algo que hace palpitar mi corazón, más allá de las mujeres, son los discos. No hay cosa que me guste más que entrar a una tienda de discos e ir a buscar algo, encontrar una cosa que no estaba buscando, el pedir por un disco y que esté, no hay nada más bonito y placentero en este mundo. Creo que esa tienda de los deseos nada más queda una y está en Los Ángeles y se llama La Nueva. Mira, que el placer de comprar discos se convirtió en una verruga de la tecnología digital.

6. Twitter

Primero yo prefiero decirle microblog al Twitter para no darle regalías con el puro nombre. Los que saben de redes sociales dicen que en cuanto menos escribes, la gente aprecia más tu mensaje, ¿no? Inclusive está “empíricamente” comprobado que cuanto menos escribes en las redes sociales, más gente comienza a seguirte (risas). Es una gran metáfora. El problema es que el Twitter va demasiado rápido y la gente se enoja muy rápido. A mí me parece más curiosa la cuestión de las fotos y las filmaciones. Todos vivimos con una cámara de foto, algo impensable hace 20 años; estar las 24 horas con una cámara… ¿qué se yo?, pero yo también saco mis fotos con el teléfono.

7. Miedo

En la música y en la vida nadie nos regala todo… basta con llevarse y salir con el hígado sano, la cabeza amueblada y no complicarse la vida. Me hubiera dado miedo quedarme sin guitarra, sin trabajo y sin mujer o viajar sin mi propio hígado, la mayoría de mis amigos viajan con un hígado en una hielera (risas). No estoy seguro –a veces– si tuviera que elegir ser el mismo de antes o ser el sobreviviente de mi propia experiencia. Tampoco se puede elegir si salir entero o salir enriquecido por una experiencia, a pesar de que estuviste a punto de matarte; eso puede llegar a darte miedo.