Las nuevas restricciones de entrada a que impone el decreto antiinmigratorio de , que entran en vigor este jueves, preocupan a los viajeros de los países afectados y a las asociaciones de defensa de los refugiados.

Tras cinco meses de contenciosos jurídicos, muchas preguntas siguen sin ser contestadas respecto a la medida más polémica tomada hasta ahora por el presidente, avalada el lunes por la Corte Suprema.

El decreto, que supuestamente debe impedir la llegada de “terroristas”, prohíbe temporalmente la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de seis países con mayoría musulmana (Siria, Libia, Irán, Sudán, Somalia y Yemen), así como a refugiados de cualquier parte del mundo.

Su entrada en vigor comenzará a las 20H000 locales (00H00 GMT del viernes) con un alcance limitado el lunes por los magistrados: no se podrá aplicar a quien pueda justificar “una relación válida con una persona o una entidad en Estados Unidos”.

Por lo tanto, alguien que venga desde alguno de esos países a visitar a un miembro cercano de su familia será admitido. O un estudiante que vaya a estudiar en una universidad estadounidense, o un empleado que haya sido reclutado por una compañía local. O un profesor invitado a dar una conferencia.

La noción de “relación válida” sumió a los juristas en la perplejidad. ¿Cómo un refugiado sirio podrá probar la existencia de un lazo anterior con Estados Unidos?, se preguntaron.

Algunas precisiones fueron dadas pocas horas antes de la entrada en vigor de la norma, prevista para las 20H00 locales de este jueves (00H00 GMT del viernes), señaló el New York Times.

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