El presidente estadounidense consideró tres opciones antes de ordenar los recientes bombardeos en Siria, una de las cuales contemplaba destruir objetivos militares rusos en la república árabe, informa The Wall Street Journal.

La primera y más moderada de las iniciativas incluía una cantidad reducida de blancos que, según el Pentágono, estaban vinculados con la producción de armas químicas supuestamente utilizadas por el Gobierno sirio en la ciudad de Duma, en Guta Oriental.

La segunda opción incluía, además, diversos centros de mando del Ejército sirio.

Por último, la alternativa más dura y decisiva se proponía asimismo atacar con misiles los sistemas de defensa antiaérea rusos en territorio sirio.

Sin embargo, el secretario de Defensa de EE.UU., James Mattis, advirtió a Trump sobre los peligros de una posible respuesta militar por parte de Moscú en caso de llevar a cabo un ataque con misiles contra objetivos rusos.

Finalmente, el mandatario estadounidense se decantó por un bombardeo más moderado y cercano a la primera opción, atacando supuestos centros de investigación y producción de armas químicas de las fuerzas gubernamentales sirias.

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