Un estudio publicado por la Universidad de Texas reveló que las deportaciones crean un problema de gravedad en las personas más vulnerables de la sociedad estadounidense: los hijos de inmigrantes indocumentados deportados.

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El estudio asegura que estos menores experimentan niveles elevados de ansiedad y son más propensos a padecer problemas emocionales, como estado de ánimo negativo, baja autoestima negativa y depresión.

“La aplicación agresiva de las leyes de inmigración tiene consecuencias negativas sobre la salud mental de los niños, los miembros más vulnerables de nuestra sociedad y el futuro de nuestro país”, comenta Luis H. Zayas, investigador principal de este estudio.

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Por su parte, Dina Ramírez, representante de Casa del Migrante AMAR, aseguró que los efectos también se aprecian en los padres que han sido deportados. Razón por la cual su organización lleva más de dos años brindándoles apoyo. “Ayudamos periódicamente realizando actividades para recaudar fondos y apoyar a quienes necesitan de nuestra ayuda”, señala.

Aarón Méndez Ruiz, también de la Casa del Migrante AMAR, aseguró que diariamente reciben entre 10 y 15 personas deportadas, en su mayoría llegan con una actitud de desesperación y depresión.

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“Lo más grave es cuando una persona no ha logrado superar el sentimiento de frustración. Esta depresión y desesperación muchas veces los hunde en las drogas, y se convierten en un problema de orden social y público”, destacó.

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