EEUU: Llegaron como ilegales y ahora están a punto de graduarse

Cada vez que Sophy y Allen relatan su infancia en un humilde pueblo de México, unas lágrimas invaden sus ojos. Y no es para menos, estos hermanos prefieren olvidar el hambre, abusos, explotación y desamor que sufrieron en su país de origen.

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“Éramos como esclavos, nunca tuvimos una vida feliz. Pasamos todos los abusos que un niño puede pasar”, explica Sophy, quien prefiere que la llamen así para no escuchar su nombre real, Gabriela, el cual está conectado con su tormentoso pasado.

Lo mismo ocurrió con su hermano René, quien eligió el nombre de Allen para borrar el sufrimiento que sufrió en México, donde sus padres los obligaban a vender en la calle y atender un puesto de pollos en Chicoloapan.

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“El financiamiento de la casa estaba a cargo de nosotros”, afirma Allen, quien se recuerda como un niño sucio que siempre tenía el estómago vacío, que enfermaba a menudo y que jamás recibió una caricia de sus padres. “A lo mejor no lo sentían”, comparte con lágrimas.

Cuando su padre biológico falleció, su madre los abandonó y quedaron a la deriva. En aquel momento, un familiar les ofreció llevarlos ilegalmente a Nueva York. Sophy tenía 15 años y Allen 13.

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Durante cinco años trabajaron sin descanso para solventar sus gastos personales. Era impensable para ellos ir a la escuela. Sin embargo, su suerte cambio cuando un benefactor les abrió las puertas de su casa en el 2003.

Según comentan los hermanos, era la primera vez que conocian el amor de un padre, el calor de un hogar y la posibilidad de superarse a través del estudio. Sophy y Allen aprendieron ingles, concluyeron la preparatoria, se inscribieron en una universidad donde se graduarán pronto.

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Sophy, quien ahora tiene 30 años, obtendrá un título de trabajadora social por la Universidad Estatal de California en Los Ángeles el próximo 13 de junio. Allen, por su parte, se graduará el 28 de ese mismo mes como químico por la Universidad de California en Irvine.

Fuente: laopinion.com

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