Nacido en el estado mexicano de Jalisco, Raúl (quién no quiso revelar su apellido por temor a ser identificado y deportado) llegó a Los Ángeles (California) cuando apenas tenía un año de edad. Él y otros familiares, cruzaron ilegalmente la frontera ocultos en una furgoneta en busca de su sueño americano.

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Cuando era adolescente, se le presentó una oportunidad de oro: Una amnistía que legalizó a casi 3 millones de personas en la década de 1980. Si bien Raúl inició el proceso, como no tenía un domicilio fijo, jamás concluyó el trámite.

El caso de este inmigrante mexicano es un caso excepcional, debido a que ha sido indocumentado por más de 40 años. El pleito legal que ahora enfrentan los alivios migratorios del presidente Barack Obama, está prolongando aún más su larga espera.

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Esto debido a que Raúl calificaría para acogerse al Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que de aprobarse ofrecerá permisos temporales de trabajo y protección ante las deportaciones a millones de indocumentados en Estados Unidos.

De igual forma, también calificaría para el Programa Acción Diferida para Padres de Ciudadanos Estadounidenses y Residentes Permanentes Legales (DAPA), debido a que tiene tres hijos, que al haber nacido en suelo estadounidense, han recibido la ciudadanía.

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“Es frustrante el tener tantos años aquí y no tener la dicha de poder salir del país o ayudar a mi esposa, que es de Guatemala y no tiene papeles”, señala Raúl, quien trabaja como chef.

FUENTE: La Opinión

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