Al terminar el desfile militar del Día de la Victoria, la guardia presidencial trató de apartar a un veterano de la Segunda Guerra Mundial en la Plaza Roja porque este se encontraba en el camino del presidente ruso, pero Vladimir Putin observó la situación, se acercó al anciano y le invitó a acompañarle hasta la tumba del soldado desconocido para depositar una ofrenda floral.

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