El analista Antón Skripunov explica quién quiere dividir al Vaticano y por qué. Además, aclara el papel que podrían desempeñar en ese proceso el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump.

Más de medio centenar de teólogos, sacerdotes y académicos católicos acusaron formalmente al de propagar la herejía al proponer que la Iglesia católica perdone y acepte a los divorciados o casados de nuevo.

En una carta que enviaron a Jorge Mario Bergoglio, los 62 firmantes le pidieron ‘corrección filial’ y aseguraron que en su exhortación apostólica ‘La alegría del amor’ sostuvo siete posturas heréticas sobre el matrimonio, la vida moral y la recepción de los sacramentos y provocó que se propagaran entre los fieles.

Viejo enemigo

Skripunov detalla que el diario italiano ‘La Stampa’ ya sugirió que la retórica de la misiva indica la participación en esa campaña del “viejo enemigo” del pontífice: el cardenal estadounidense Raymond Burke.

Burke, el católico más influyente de EE.UU. y antiguo jefe del Tribunal Supremo del Vaticano, “en un par de años ha logrado unir a su alrededor a todos aquellos que están insatisfechos con Bergolio”, a quien nunca ocultó su aversión.

Este analista escribe que, cuando en 2016 Francisco dudó públicamente de la cristiandad de Donald Trump, el cardenal Burke ofreció su asistencia al entonces candidato presidencial por mediación de Steve Bannon, —quien fue jefe de estrategia del mandatario norteamericano—, de acuerdo con ciertos medios estadounidenses.

Los católicos representan el 22 % de la población de EE.UU. y los más conservadores de ese colectivo jugaron “un papel vital” en la victoria electoral de Trump, según el centro de investigación Pew.

Después de las elecciones de EE.UU., Burke emprendió una “ofensiva decisiva” contra el papa al que, junto con otros cardenales norteamericano, acusó de apoyar a los homosexuales.

Acercamiento a Putin, el “pecado más terrible”

Antón Skripunov recuerda que, desde hace casi un año, algunos católicos estadounidenses acusaban al papa Francisco del “pecado más terrible”: acercarse a Vladímir Putin. Les enojó especialmente cuando declaró que el presidente ruso era “el único político que defendía a los cristianos de Oriente Medio”.

Además, la primera visita oficial a Rusia del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, también “aumentó la indignación”. (Fuente: )

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