Isnilon Hapilon, un filipino de 50 años, veterano del grupo terrorista Abu Sayyaf, fue confirmado como el “emir” responsable del giro hacia la región que parece haber adoptado ante sus derrotas en Irak y Siria.

La última edición del semanario Rumiyah, órgano de expresión del ISIS, advertía que la “pérdida de territorios” que está sufriendo el movimiento en Irak y Siria (que no negaba) vendría acompañada de ataques “en regiones que nadie esperaba que quedarían bajo control” de los insurgentes, colocando como ejemplo el asalto contra la ciudad de Marawi, en la isla filipina de Mindanao.

La ofensiva de los terroristas filipinos afiliados al ISIS contra esa ciudad, que comenzó el pasado 23 de mayo y ha costado ya la vida a más de 200 personas, ha confirmado la expansión en Asia del ideario defendido por Abu Bakr al Baghdadi (quien comanda la “central” del ISIS) en Medio Oriente y ha servido a esta formación para intentar recuperar el crédito perdido con sus múltiples derrotas en su reducto original.

La simbología que el ISIS pretende otorgar a la pugna por el control de Marawi quedó otra vez de manifiesto el lunes, cuando su vocero, Aboul Hassan al Mouhajer, difundió un mensaje en el que felicitaba a “los hijos del califato” por su acción en la villa asiática.

Además, el ISIS ha presentado de forma pública a quien ejerce como su líder más significativo en esta región, el filipino Isnilon Hapilon, un veterano del grupo Abu Sayyaf, que rindió pleitesía a Baghdadi tan pronto como este declaró el califato en 2014, pero que sólo el año pasado consiguió aglutinar bajo su influencia a varias camarillas radicales entre las que destaca el llamado Estado Islámico Ranao, que dirigen los hermanos Maute.

En una entrevista a Rumiya, Hapilón, apodado ahora Abu Adillah al Muhajir, relacionaba el resurgir del ideario extremista en esta región con la aparición de una “nueva generación de jóvenes dispuestos a establecer la ley de Dios”, al tiempo que anunciaba que el asalto contra Marawi no será “el último” que protagonicen.

Hapilón manifestó que sus fuerzas se han visto reforzadas por voluntarios de “varios países del sudeste asiático” y otras naciones.

El jefe radical de 50 años es un viejo conocido de las autoridades de Estados Unidos, que ofrecen una recompensa de USD 5 millones por su captura y lo mantienen en la lista de personajes más buscados por el FBI desde que participó en la década pasada en una serie de raptos masivos, incluido uno en 2001 en el que un norteamericano fue decapitado, de acuerdo a Infobae.

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