La gente quiere cambiar sus vidas. Quieren cambiar sus relaciones, sus cuerpos, sus ingresos, sus cuentas de ahorro, su estatus, sus casas. Es fácil pensar que un año nuevo es un nuevo estilo de vida.

La gente quiere cambiar sus vidas y quieren cambiar las vidas de otros también. Quieren cambiar las injusticias que ven. Quieren cambiar el maldito mundo completamente.

Pero no quieren cambiar ellos mismos. (No me refiero a su imagen. Me refiero a ellos mismos).

Que resulta ser la única cosa que pueden cambiar. La única cosa que necesitan cambiar primero.

Caminamos con la falsa idea de que debemos ajustar cómo son las cosas, en oposición a ajustar cómo somos NOSOTROS, y cómo nos vemos.

Estamos haciendo las cosas del revés. Cuando enfrentes un problema en tu vida, existe un problema dentro de ti. Lo que sea que sientas que no estás recibiendo es una reflexión directa de lo que no estás dando. Por lo que sea que estés enojado es lo que no estás dispuesto a ver en ti mismo.

Así que donde sientas que te falta, tienes que entregar. Dónde haya tensión, debes soltar. Si quieres reconocimiento, reconoce a otros. Si quieres amar, ama más. Da exactamente lo que esperas recibir.

Si quieres soltar algo, construye algo nuevo. Si no entiendes, pregunta. Si no te gusta algo, dilo. Si quieres cambiar, parte por algo pequeño. Si quieres algo, pídelo. Si amas a alguien, díselo. Si quieres atraer algo, conviértete en eso. Si disfrutas algo, siéntelo.

Si haces algo compulsivamente, pregúntate por qué y podrás arreglar el problema para siempre.

Si extrañas a alguien, llámalo. Es ridículo sufrir en silencio. Es noble y humilde decirle a alguien que te importa, sin importar si tú eres igual de importante para ellos.

Si quieres que te entiendan, explícate. No hay nada que necesitemos más que gente que esté dispuesta a explicarles a otros de manera gentil, tierna, completa y paciente.

Si quieres ser feliz, elige ser feliz. Elige estar inmerso en algo hermoso, pacífico y alegre. Busca ayuda. Pídela. No te rindas.

Elige el cambio. Nunca te sientes y te rodees de la frustración. No importa si estás o no en el peor escenario posible. Quejarte, preocuparte o ser negativo no te ayudará nunca. Nada. De nada. Nunca.

Todo lo que hagas, veas o sientas es un reflejo no de quién eres, sino de cómo eres.

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