Nadie es perfecto, lo importante es reaccionar de la mejor manera posible a los siguientes momentos incómodos que a todas nos pueden pasar… o ya nos pasaron… o nos volverán a pasar (sin duda).

Eres invisible

Está en la cola de alguna tienda, esperando ser atendida. La fila es larga y tú esperas por un buen rato, al llegar tu turno, parece que te volviste invisible repentinamente porque la persona encargada en cuestión se va sin hacerte caso.

Tu coordinación es pésima

“Chocarlas” es algo completamente ajeno a ti, apestabas en educación física y cuando intentas “chocarlas” los ángeles cantan sobre tu profesor de gimnasia, porque sí, el profesó tu falta de coordinación cuando tenías 5 años.

Cariños suburbanos

No hay nada como tocar la mano de un extraño en la combi y no saber qué hacer. La incomodidad no reside en el roce físico de sus extremidades, sino en que cualquier reacción lo hace más extraño (¿le pido disculpas?, ¿hago como que nada paso?, ¿lo veo feo?, ¿le sonrío?, ¿hago ojos de loco para que no me hable?).

Los tacones nuevos

Te los probaste en la tienda y crees que eres la chica más sexy del planeta. Te ves alta, delgada, súper chic…hasta que caminas dos cuadras y parece que pusieron vidrios en los zapatos.

El tropiezo volador

No es un tropiezo del que te recuperas. No es una caída donde sales volando hacia el frente. NO. Es algo mucho más complicado que pone a prueba todas las leyes de la física. Tropiezas, pero por un segundo parece que flotas en el aire… claro, hasta que te vas de boca con la menor gracia posible.

Aquí no pasó nada

Es el mejor momento incómodo del mundo. Aquel donde después de un estrepitoso desastre (digamos rodar por las escaleras como María Mercedes embarazada) te levantas como campeona, checas si alguien te vio y sigues tu camino como si nada.

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