Bien lo decían los abuelos: en la vida hay 2 tipos de problemas: los que tienen solución y los que no la tienen. Y en ningún caso deberíamos preocuparnos.

Tráfico. Es tardísimo y por más que se mueven la manecillas, los carros no avanzan, estrés seguro, pero lo cierto es que por más que te enojes y pelees no lograrás nada bueno. Por ello el mejor tip es sonreír a los pobres que como tú están atascados.

El dinero. Cochino dinero que nada vale, dirían por ahí, pero como ayuda. Casi todos nos hemos estresado por esto alguna vez, pero insistimos la preocupación no ayuda. Por eso lo mejor es concentrarse en trabajar y ser pacientes a la hora de esperar los resultados, después de todo aún hay cosas que son gratis, como: salir a caminar, escuchar música o compartir una tarde con alguien querido.

Compañeros de trabajo. Que levante la mano quién no haya que tenido que lidiar alguna vez con un compañero molesto. Ante la multitud de personalidades, inevitablemente, tarde o temprano te encontraras con alguien que no te caiga del todo bien. Pero acéptalo, por más mal que te caiga debes admitir que también tiene cualidades como todos y si pasas más tiempo tratando de descubrirlas que criticándolo aliviaras tu estrés.

Hablar en público. Siempre nos toca. Pero tiene solución, primero prepárate bien, es importante saber de lo que vas a hablar y claro entenderlo. Y segundo, puedes escribir algunas frases que te ayuden a seguir el hilo de lo que dirás y tercero, ensayar un poco no estaría mal.

El aspecto físico. Pensar en lo que los demás dicen y piensan al respecto puede llegarnos a afectar. Más si nuestro amor propio no anda del todo bien. Pero nunca olvides que los dimes y diretes van y vienen, los años pasan y desgastan nuestro exterior pero no lo que somos por dentro, así por qué mejor no te concentras en pulir lo que eres y desarrollar un grado razonable de autoestima.

Las tareas de la casa. Un lugar donde te refugias y pretendes descansar, pero para poder hacerlo necesita estar limpio. Si vives con otros no puedes controlarlo todo, así que no te conviene ser perfeccionista.

Tu cita llega tarde. Pierdes la cabeza y empiezas a reclamar o en todo caso solo te la pasas de genio el resto del día o la velada. ¡Qué estrés! Por ello hay que ser previsor, lo cierto es que no sabemos las circunstancias de la otra persona, así que antes de salir puedes llevar contigo algo que puedas leer, ahora que si no es lo tuyo lleva lápiz y papel y concéntrate planificando otras cosas que tengas que hacer.

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