Las mujeres analizamos todo demasiado. Muchos de los pensamientos que tenemos son creados por nosotras mismas. Damos por hecho que las cosas son como nosotras las interpretamos.

Somos maestras de la deducción y grandes oradoras. Nos encerramos en los detalles innecesarios.

Desciframos textos, descubrimos palabras que no existen y situaciones que nunca sucedieron. Convertimos las cosas buenas en malos augurios y las arruinamos antes de que sucedan. Muchas veces destruimos de manera preventiva cosas que pudiesen haber sido buenas al convertirlas en algo que no son.

Estamos creando escenarios que no necesitan ser utilizados y llorando por palabras que no merecen nuestras lágrimas y tampoco una segunda lectura.

No seremos libres hasta que no aprendamos a tomar las cosas como son, o al menos, sin tanta gravedad. No seremos saludables nuevamente hasta que no podamos ser como quienes no se toman nada a pecho. No seremos felices hasta que no paremos este maldito análisis profundo de las cosas.

1. Los mensajes de texto que has recibido

Un ‘Hola, ¿cómo va todo?” no debería tener más significados que una película de Quentin Tarantino.

Los hombres no son complicados. De hecho, son más básicos, que puede ser difícil comprenderlos. No planean sus mensajes de texto ni piensan en los diferentes matices que puedan tener ‘ok’ y ‘hola.’

Te mandan mensajes cuando piensan en ti y a veces ni siquiera por eso. No vale la pena analizar sus mensajes porque no hay absolutamente nada detrás de esos 120 caracteres.

2. Mensajes de texto que has enviado

Escoger entre ‘hey’ y ‘hola’ no es tan complicado.

En las palabras de Macbeth, “Lo que está hecho, está hecho”. No puedes hacer que esos mensajes se des-envíen de la misma manera que no puedes recuperar todo el tiempo perdido con tus ex-novios. Deja de preocuparte sobre las cosas que dijiste, no dijiste o deberías haber dicho porque, a diferencia de ti, él no está analizando en profundidad tus mensajes.

3. Esos mensajes que nunca recibiste

No te ha mandando mensajes en 3 días. O no le gustas, o es malo para los mensajes o perdió su teléfono. De cualquier forma, no es tu problema. Sentarte preguntándote que significa que tu pantalla esté en blanco no te llevará a ningún lado.

4. Beber vs. cenar

Beber es fácil, pero cenar… es incómodo.

Cada hombre es diferente, y sólo porque te invite a tomar un par de tragos no significa que no le gustas como para invitarte a cenar. La mayoría de los hombres odian las cenas de la misma forma que muchas mujeres odian el fútbol de los domingos.

No es siempre necesario y a veces sólo quieres empezar con un par de tragos y ver cómo van las cosas. Deja de preocuparte sobre qué significa, tómate algo y deja las cosas fluir.

5. “La Conversación”

¿Deberíamos tenerla? ¿Qué pasa si no lo hacemos? ¿Ya la tuvimos?

La conversación es algo que no debiese pasar después de enseñanza básica. Deja que todo progrese a su propio ritmo y deja de preocuparte y pensar en cuando sucederá.

6. Tus zapatos

Nadie te está mirando los pies. Pasar 20 minutos pensando cual te hace ver mejor es una pérdida de tiempo.

7. Cómo fue en la cama

¿Fue bueno? ¿Estuve bien?

Déjame ahorrarte incluso el mili-segundo que gastarás analizando esto: Fue bueno. Fue suertudo de acostarse contigo y puede que seas casi como una modelo de Victoria’s Secret porque hacía mucho que él no lo hacía.

8. Encontrarse con alguien de casualidad

¿Fui extraña? No hay nada peor que analizar un encuentro sorpresa. Después de que pase la sorpresa, las mujeres están constantemente preguntándose como lo hicieron.

¿Fui natural? ¿Dije las cosas correctas? Para ahí mismo. Quien se topó contigo probablemente ya lo olvidó de la misma manera que se te olvida el nombre de alguien luego de saludarlos.

9. Tu pelo

Se ve bien.

10. Lo que dijo en la cama

Llega un punto en la vida cuando todas las mujeres deben enfrentarse a la realidad. Y la dura realidad sobre los hombres es que te dirán cualquier cosa en la cama.

Algo que nuestras madres nunca nos dijeron es que los hombres no tienen problemas en mentir y que todo lo ven bonito si hay sexo de por medio.

Así que, tómate lo que digan sin mucha importancia y haz que para la próxima vez mejor lo escriban.

11. Pechos y traseros

No le gusto, mis pechos son muy pequeños.

Te voy a dar otro secreto que tu madre nunca te dijo: los pechos son pechos y los hombres están felices de verlos sin importar que tan grandes o pequeños sean. Deja de preocuparte de tu cuerpo porque eres hermosa tal cuál eres.

12. Cuántos ‘me gusta’ tenemos en las redes sociales

No le gustó mi foto de Instagram, ¿quizás está enojado?

Los sitios de redes sociales son la raíz de toda la ansiedad. Para las mujeres, no hay peor plataforma para analizarlo todo. Ahórrate el estrés y borra tu perfil o aprende a que no te importe si a las personas les gusta o no una foto de tu manzana.

Todo lo que importa es a quienes les agradas cuando no estás al teléfono.

13. El tiempo de demora para responder los mensajes

Han pasado 5 minutos, ya me olvidó. Es difícil entender a los hombres, como para ellos es difícil entendernos a nosotras. Así que deja de analizar sus tiempos. No pasa nada. Estarán en otra, quizás jugando a videojuegos, viendo un partido de fútbol o con sus amigos.

14. Tu felicidad del día a día

¿Por qué estoy tan triste? La razón por la que no estás feliz es porque estás analizando todo demás. Deja de hacerlo y nunca más tendrás que preguntarte porque no eres feliz.

15. Lo que los demás piensan

“¿Piensan que soy rara?” Toman en cuenta la opinión de los demás como algo decisivo antes de tomar decisiones sobe tu vida solo te va arruinar. Nadie tiene por qué juzgarte sin conocerte. Y los que lo hagan de forma negativa no aportan a tu vida. Tus amigos te aceptan como eres y solo buscarán ayudarte a mejorar, el resto solo querrá verte caer.

Fuente: Elite Daily

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