1. Tus relaciones son menos dramáticas de lo que solían ser. El drama no es signo de madurez. A medida que crecemos, deberíamos madurar. Por lo tanto, si tus relaciones del pasado estaban teñidas de drama y has logrado superar eso, entonces has tenido éxito.

2. Has perdido el miedo a pedir ayuda y respaldo. Pedir ayuda no significa ser débil. En realidad, es una fortaleza. Ninguna persona, ha tenido éxito estando totalmente aislada. Se necesita un equipo para lograr los propósitos. Pedir ayuda es un signo que muestra que has crecido como persona.

3. Has elevado tus estándares. Ya no toleras el mal comportamiento, ni de ti mismo. Te mantienes cerca de las personas que se hacen responsable de sus acciones y has alejado de tu vida a las personas que “vampirizan tu energía”.

4. Dejas ir a las cosas que no te hacen sentir bien. Esto no es narcisismo a pesar de que pueda parecerse. Amarse a sí mismo es en realidad sinónimo de éxito. Ámate lo suficiente como para decir no a las cosas que no te hagan feliz, que no sirvan a tus propósitos o te hundan.

5. Aprecias lo que ves en el espejo. Idealmente siempre deberíamos apreciar a quien vemos en el espejo. Pero eso no siempre pasa, si esos momentos se han incrementado, entonces es una señal de éxito. Ámate a ti mismo. Eres fantástico.

6. Has aprendido que los contratiempos y las fallas son parte del crecimiento. Nadie puede tener éxito todo el tiempo. Eso no es posible. La vida se trata siempre de tener victorias y pérdidas. Por lo tanto, mira tus contratiempos como piedras en las que puedas apoyar tus pasos en el camino que te guíe a algo mejor. En realidad, no hay contratiempos. Todo es parte del maravilloso viaje.

7. Tienes un sistema de respaldo que incluye gente que haría cualquier cosa por ti. Si te has dado cuenta de cuáles son realmente las personas que te respaldan y has podido reconocer a aquellas personas que pretenden hacerlo, entonces has tenido éxito. Estos hallazgos son en general dolorosos, pero una vez que aprendes a ver las señales, es posible mantenerte lejos de esa gente.

8. No te quejas mucho. Te has dado cuenta de que no hay nada de qué quejarse. A menos que hayas pasado por alguna experiencia terrible o pérdidas inimaginables, la mayoría de las experiencias que tenemos a diario son solamente cosas mundanas. Una persona exitosa sabe esto y viven en un espacio de gratitud.

9. Tienes pasiones que perseguir. No estás estancado. Sabes que tienes algo maravilloso para contribuir con el mundo. Tienes talentos únicos. No solamente lo sabes, sino que además los persigues.

10. Tenías objetivos que se hicieron realidad. A pesar de que las “fallas” son parte de la vida, te has aferrado a tus sueños y a tus objetivos por tiempo suficiente como para hacerlos realidad. Has saboreado varias veces la victoria. Eso es un maravilloso combustible.

11. Amas profundamente y dejas que otros te amen. El amor es siempre riesgoso, y muchas veces atemoriza a la gente. Es una de las cosas por las que luchamos, pero también está íntimamente ligado a una de las cosas a las que más tememos, el rechazo. Si abres tu corazón al amor y a ser amado, entonces eres exitoso.

12. Siempre miras el lado brillante de las cosas. La vida puede estar llena de desencantos, – si eliges verla de ese modo. También puede verse como algo lleno de posibilidades de aprender. Ninguna experiencia negativa se desperdicia si logras aprender de ella.

13. Cambias lo que puedes. Aceptémoslo también, hay muchas cosas que puedes cambiar en tu vida. La gente exitosa no se sienta a aceptar las cosas negativas que pueden ser modificadas. Salen y hacen algo para producir ese cambio.

Es posible que no te reconozcas en muchas de estas cosas, no te asustes. Está bien. Sé feliz al reconocer que has logrado algunas. El resto ya llegarán. Simplemente debes seguir moviéndote.

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