Nunca tuviste problema para decir lo que piensas, rara vez te quedas callada y siempre demostraste seguridad a la hora de decidir. Pero, como todo en la vida, ser así tiene ventajas y desventajas.

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La gente sabe exactamente qué es lo que les espera contigo. Nunca le das por el lado a alguien solo para caer bien o encajar, de hecho lo último que quieres es dar una imagen de algo que no eres.

Ellos no están acostumbrados a tu franqueza habitual. Es normal que de vez en cuando, se te escapen algunas cosas, lo que trae como consecuencia un ambiente un poco incómodo para ellos.

Algunas veces puede que te reclamen con la intención de herir tus sentimientos bajo el pretexto de “no insultes a otros si no eres capaz de soportar que otros te lo hagan”. Pero definitivamente eres de esas personas que entiende que el objetivo de ser honesto con sus seres queridos es simplemente para ayudarlos, no para hacerles daño.

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1. Sueles ser la voz de la razón en todo lugar en el que te encuentres

2. A veces las personas suelen creer que estás bromeando cuando dices una verdad cruel

3. La mayoría de las veces la gente piensa que eres demasiado frontal para decir las cosas

4. Cuando intentas mentir se te nota demasiado

5. Sabes cómo usar la mirada intimidante con el resto y adoras si logras incomodarlos

6. Sueles escuchar a menudo “sé amable”, pues te lo dicen directamente

7. Cuando tus amigos necesitan un consejo saben que pueden acudir a ti para que les digas la dura verdad

8. Probablemente muchos te amen, y odien, todo al mismo tiempo

9. Sueles decir: “no se trata de no tener tacto, se trata sobre ser sincera siempre”

10. Aunque te lo reprochen, jamás dejarás de preferir decir la verdad, en lugar de fingir

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