Cada vez que una familia le da la bienvenida a un nuevo integrante, esa persona, conforme pasen los años tendrá que amoldarse a las reglas y creencias que los padres han ido inculcando en sus hijos mayores.

Asimismo, tendrá que encontrar su propio lugar, dado que cada uno posee su propio espacio en la casa. Por ejemplo, al mayor quizás le toque cargar la responsabilidad de cumplir con las expectativas de sus padres, mientras que el más pequeño podría tener la suerte de ser más relajado.

Se sabe que todas las madres primerizas, suelen estar muy nerviosas respecto a su primer hijo y a ellas mismas durante la maternidad. El temor a no tener capacidad de respuesta frente a ese nuevo ser, volviéndolas sobreprotectoras y ansiosas.

Es así que, el menor de la familia, encontrará a una mamá más tranquila y con experiencia. Por eso, se dicen que ellos tienen más libertad a diferencia de las que tenían sus hermanos a su edad.

Asimismo, se dice que el más pequeño puede ser el gran maestro que le enseñe a su mamá a soltar el control y mostrarle que el aprendizaje se basa en las experiencias previas.

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