El sueño de toda mujer puede derrumbarse en ocasiones ante desconcertantes imprevistos; interrupciones voluntarias, abortos, entre otros. Los casos se desarrollan debido a que el útero expulsa por acciones fisiológicas todo el embrión, otros efectos resultan del inacabado proceso de eliminación de restos de la placenta de la propia zona uterina.

Cuando ocurre este problema, es necesario practicar el “raspado”, una intervención quirúrgica realizada al igual en aquellas anomalías sobre hemorragias de las vías genitales.

¿En qué consiste un raspado?

En otros tiempos la práctica se desarrollaba con una especie de cuchara de gran mango y una lámina curvada, llegando hacia el útero y rascando las paredes de la zona. En la actualidad el proceso se practica a través de un sistema de succión, la “cuchara” se emplea al finalizar la intervención con el objetivo de frotar un poco la cavidad uterina y verificar que no queden restos. Según informes, clínicos, la aspiración no provoca daños ni lesiones y tampoco deja mucosas en el útero.