Está tan fascinada por la ciencia y el espacio que recita con facilidad detalles acerca de las nebulosas, los agujeros negros, los anillos de Saturno y el tamaño de Júpiter.

Emme acaba de cumplir 3 años en abril. Sus padres sintieron una gran satisfacción en marzo, cuando ella se convirtió en el miembro más joven de la sociedad Mensa de Estados Unidos, que agrupa a las personas de sobresaliente coeficiente intelectual.

Cuando Emme era un bebé, los médicos le diagnosticaron que tenía “retrasos no especificados” y advirtieron que ella podría tener autismo. Su madre y su padre estaban desconsolados cuando se observaban que, a los 9 meses de edad, Emme parecía evitar el contacto visual con ellos.

Justo en esa época, la madre de Emme, Michelle Horn, descubrió por una corazonada que el único problema de Emme era que necesitaba anteojos. Un nuevo mundo se abrió a Emme después de que ella tuvo su primer par de gafas a los 10 meses.

Emme Roettger comenzó a reconocer las letras a los 15 meses de edad y a escribir antes de cumplir dos años. Poco después de su segundo cumpleaños escribía, multiplicaba y pasaba horas leyendo libros. “Lo que más le gusta es leer. Pasa horas leyendo”, explican sus padres.

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