El cáncer de mama, es una enfermedad que ataca a muchas mujeres todos los años. Por eso es recomendable, hacernos revisiones periódicamente.

Emily Wax-Thibodeaux es una sobreviviente del cáncer de mama, quien no puede amamantar a su hijo debido a que fue sometida a una doble mastectomía con reconstrucción. Ella ha tenido que escuchar reproches de las personas, por querer alimentarlo con leche de fórmula. A continuación, su conmovedor testimonio.

Una sorpresa aterrorizante

“Cuando tenía 32 años de edad y estaba lista para comenzar a formar una familia, me dijeron que “probablemente” tenía cáncer de mama a partir de una ecografía tomada por una máquina rústica y obsoleta en un hospital de Nairobi, en donde estaba radicada como jefa de departamento en África del Este para The Post.”

“Con mi esposo volvimos rápidamente a casa en un viaje de 16 horas. Estábamos de un ánimo que solo puede describirse como aterrados.”

“Mi familia tenía historia de cáncer de mama. Mi abuela, Emily Wax, de quien heredé el mismo nombre, murió en sus tempranos treintas”

“Entonces, ella había sufrido un deterioro doloroso, quedándose ciega antes de morir a causa del cáncer. Hoy, la quimioterapia dirigida y operaciones más precisas se traducen en cada vez más pacientes que sobreviven.”

“Mi esposo y yo siempre quisimos hijos. Pero después de seis meses de quimioterapia y radiación y de tres rondas de cirugía, tuvimos que darnos por vencidos durante los cinco años que estuve tomando tamoxífeno, una droga contra el cáncer que puede causar malformaciones congénitas. Las agencias de adopción también nos obligaban a esperar esa cantidad de tiempo, ya que las tasas de supervivencia suben después de llevar cinco años sin la enfermedad.”

““Tienes que cruzar la marca de los cinco años. Eso nos demuestra que estás bien,” me dijo una de las agencias.”

“Fueron cinco largos años intentando recuperarme.”

“Ya estaba en la mitad de los treinta y quedaban embarazadas una amiga después de otra. Todas las semanas, parecía que abría una nueva invitación de un baby-shower: siempre la dama de honor, nunca la novia. Esos fueron momentos llenos de nostalgia y celos de los cuales ahora me avergüenzo.”

“Cuando terminaron los cinco años, las noticias eran buenas. Estábamos libres para intentar embarazarnos. Pero, debido a que la quimioterapia marchita la fertilidad y yo ya tenía 37 años, nos encontramos ahorrando dinero y apuntándonos para fertilización in vitro.”

“Nos tomó dos rondas de IVF para quedarme embarazada.”

“Esta vez, podría describir nuestro ánimo como felicidad.”

Un tiempo feliz

“El 29 de Enero del 2014, di a luz a un niño de 3,4 kilogramos, quien tenía una mata de cabello café claro y cuyo voraz apetito y ronquido de hombre mayor nos pareció instantáneamente cautivante, quizá en una forma que solo le pasa a los padres.”

““Nunca te das por vencida,” dijo mi esposo, riendo mientras veía a Lincoln engullir su primera ración de 50 gramos de fórmula que mi esposo le hizo comer.”

“Mientras los dos regaloneaban después, yo estaba de un ánimo que puedo describir como euforia de post-parto.”

“Eso es, hasta que, los que yo llamo en broma “nazis del amamantamiento” llegaron marchando a mi cuarto.”

““De verdad deberías amamantar,” decían los asesores de lactancia del hospital, alias “lactivistas”.”

“Cuando yo respondía simplemente, “Voy a utilizar la formula,” ellos no permitían que se quedara así.”

“Así que, tomando a mi recién nacido de un día en el que era uno de los días más dichosos de mi vida, tuve que contarle a la agresiva pandilla de bien-intencionados extraños toda la saga de mi cáncer.”

“Se sintió particularmente cansador, por que era la primera vez en alrededor de una década que podía olvidarme del cáncer y disfrutar de haber tenido un embarazo relativamente fácil y de dar a luz a un niño sano.”

““No puedo. Tuve cáncer de mama,” dije, mirando a Lincoln y declarando orgullosa: “Pero estoy tan feliz de estar viva y de ser madre después de un cáncer.””

““Solo intenta,” me recomendaron. “Esperemos que produzcas algo de leche.””

““Podría salir de todas formas, o a través de tus axilas,” recomendó otro más tarde, mientras estaba haciendo el usual trabajo de pos-parto, las caminatas de la lenta recuperación en los pasillos del hospital.”

“Después de eso, cuando veía a esos lactivistas venir, aceleraba el paso.”

“Su idea sonaba tan loca que hasta le pregunté a Shawna C.Willey, mi cirujana de pechos del hospital de MedStar Georgetown University, quien dijo, “El objetivo de una cirugía de reducción de riesgo es remover toda la cantidad de tejido de mamas que sea posible,” añadiendo, “No debería haber producción de leche.””

“La verdad era que no quería ver leche saliendo de ningún otro lugar más que de la tienda. Si fuera a pasar, significaría que Willey no había sacado todo y que todavía había tejido y por lo tanto, raíces donde el cáncer pudiera asentarte.”

“Willey añadió, “Creo que las mujeres que han tomado la difícil decisión de hacerse una mastectomía bilateral ya han sufrido la pérdida de la capacidad de amamantar. Ningún grupo debiese hacer sentir a la mujer culpable sobre las decisiones que tome… o hacerla sentir incompetente por no poder amamantar.””

“Cerca de esa época, salió un estudio a largo plazo que comparaba pares de hermanos, uno amamantado y el otro alimentado por fórmula. Este desacreditó el mantra del “el pecho es mejor” que yo seguía escuchando: “Amamantar podría no ser más beneficiosos que alimentar con biberón para 10 de 11 resultados positivos y sanos a largo plazo en niños de los 4 a 14 años de edad,” descubrió el estudio; aquellos resultado incluían índice de masa muscular, obesidad, hiperactividad, comprensión rectora, habilidad matemática e inteligencia a base de memoria.”

“La otra área en la cual había una diferencia es el asma, a partir de lo cual el estudió descubrió que se asociaba más con el amamantamiento que con alimentación del biberón.”

“Hay, claro, una docena de estudios que dicen que amamantar es mejor para impulsar la nutrición y la inmunidad en los recién nacidos. Pero este estudio estaba considerado como pionero, porque comparaba hermanos y no niños sin relación alguna, donde las diferencias demográficas y el hecho de que una mujer embarazada fume o tome puede inclinar el estudio a favor al amamantamiento, dijo Cynthia Colen, profesora asistente de sociología en la Ohio Sate University y autora cabecilla del estudio.”

” No estoy diciendo que el amamantamiento no sea beneficioso, le dijo Colen a los medios de comunicación en el momento de lanzamiento del artículo. “Pero si realmente queremos mejorar la salud maternal e infantil en este país, también concentrémonos en las cosas que realmente podrían lograr eso a largo plazo –como guarderías subsidiadas, mejores políticas para las licencias de maternidad y mejor oportunidades de trabajo para mujeres de bajos recursos que paguen salarios mínimos, por ejemplo.””

“Para mí, la fórmula ha sido tan denigrante que siento como si constantemente estuviera explicando mi situación.”

“Mientras que me hubiera encantado amamantar –es más barato que la fórmula, para comenzar– y estaba genuinamente feliz por mis amigas que lo disfrutaban, encontré en el estudio un gran alivio.”

“Lo mandé, a amigas, ambas supervivientes de cáncer de mama y a un grupo de mujeres que podrían apreciar la noción de que el amamantamiento podría, en realidad, estar sobre valorado.”

“No todos querías saber. Cuando le conté a una amiga sobre el estudio, escuchó y luego dijo, “tengo un poco de leche materna congelada en mi refrigerador. Podría llevártela para Lincoln.””

“Sé que solo estaba siendo simpáticas, pero… ¡Guácala!”

“Sin embargo, algunas amigas lo encontraron liberador. No todos me juzgaron por alimentar a mi pequeño con fórmula. De hecho, después de mandar el estudio, algunas mujeres compartieron diciendo que les gustaría dejar de amamantar, para así dejar la casa por más de tres horas alguna vez. O para así dejar que el padre o abuelos pudieran darle un biberón. O porque duele. O por que necesitaban trabajar y no podían tomarse descansos tan largos para bombear o por que habían adoptado un niño y no podían. O por que simplemente no querían.”

“Como Tracie Ega Morrissey de Jezebel escribió: “Lo que esos [insulto] lactivistas olvidan convenientemente de decirle a las personas –en su campaña sin fin por reprender a las madres que alimentan a través del biberón como anti-naturales e ignorantes, enmascarando su merodeo de preocupaciones como “apoyo”– es que el amamantamiento, para muchas mujeres, es un esfuerzo increíblemente doloroso, casi traumático. Era todo tan miserable y yo asociaba esa miseria con mi recién nacido, a quien secretamente resentía.””

Confesiones murmurantes

“Otros literalmente bajaban sus voces hasta un susurro, confesando como si hubiesen cometido un crimen que complementaban el amamantamiento con fórmula.”

“¿Por qué sentían la necesidad de murmurar? De muchas formas, me recordó de ese estigma que viene con tener una cesárea.”

“Incluso me encontré ofreciendo hechos: La fórmula en realidad se desarrollo como un esfuerzo durante el siglo 19 por terminar con la mortandad infantil, decía orgullosa. ¿Cómo paso esto? Me había transformado en la principal líder del club “no- yo-no-amamanto-porque-tuve-CÁNCER-así que-aléjate””

“Y señalaba cuánto me gustaba que mi esposo pudiera darle el biberón a Lincoln y estrechar vínculo, especialmente durante esas comidas a las 3 a.m.”

“Y les conté sobre el libro de Suzanne Barston “Bottled Up: How The Way We Feed Babies Has Come to Define Motherhood, and Why It Shouldn’t,” y su blog Fearless Formula Feeder.”

“Barston comenzó a bloggear después de luchar por amamantar, “a pesar de problemas de desprendimiento…daño en los nervios de un pecho, depresión post-parto severa y repentina, un nacimiento traumático, ictericia” y otras dificultades. Después de ese tonel de risas, se convirtió en una madre que alimenta a través del biberón, dice su página web.”

“También recomendé el artículo en el Atlantic de Rosin a mis amistades, el cual concluye: “La literatura medicinal no se parece en nada a la literatura popular” que promueve fuertemente lo positivo de amamantar.”

“La ironía, claro, es que las mujeres que amamantaban en los años setenta decían que eran juzgadas como madres “crunchy Earth” por aquellas que alimentaban del biberón. Ahora se consideran como lo predominante y juzgan a quienes alimentan por fórmula. ¿No podemos simplemente llevarnos todos bien?”

“Hoy estoy atrasada con el trabajo, y algunas veces extraño esas clases de yoga infantil durante mi permiso maternal. Especialmente me siento agradecida por una cosa que me fue dicha por el instructor, quien escuchó al resto de las yogis mami-y-yo, dándome el sermón sobre amamantar.”

““En unos años, cuando estén en el preescolar, no tendrás que volver a hablar sobre el amamantamiento,” dijo. “Así que ni siquiera lo pienses. Disfruta tu bebé. Te lo mereces.””