Aquello de “casarse más joven, mucho mejor”, quedó en el pasado. En la actualidad muchas mujeres han cambiado la hoja de ruta de sus vidas; y no es para menos, los sueños de una carrera profesional, estar inmersas dentro del ámbito laboral y la independencia, son indicios de demostrarle a la sociedad la evolución del rol femenino en el mundo. Pero en algunos casos, a un alto precio.

La edad fértil en los hombres no tiene fecha de caducidad, pues ellos no poseen un reloj biológico, además de procrear cuando crean conveniente, una vez que optan por ser padres, su vida sigue su curso más o menos como siempre. Aunque llame la atención de que muchas mujeres en sus treinta, mantiene la perspectiva de que salir encinta, dar de lactar y educar no es lo suyo, otras se imaginan casadas y formando una familia, pero muchas veces, como un deseo a largo plazo para darle prioridad a los ideales profesionales.

Según estudios la caída de la fertilidad femenina inicia a los 35 años, e incluso optar por la reproducción asistida, las posibilidades de concebir se han reducido del 70% al 10% a partir de los 40 años, según informa una publicación de Glamour. En esta etapa muchas comienzan a considerar la donación de óvulos por parte de un tercero, aunque para muchas no agrade la alternativa de concebir con un óvulo ajeno, debido a las diferencias genéticas, además de sentir que aquel hijo no es completamente suyo.

La opción de congelar óvulos no es una todavía una alternativa común entre pacientes de reproducción asistida, si ello no es en verdad necesario. No es sino hasta que una lo sugiera con el médico, cuando la mujer toma conciencia de que en algún momento, las posibilidades de un hijo pueden ser escasas. Congelar óvulos puede convertirse en una opción que muchas mujeres desean en sus planes a futuro de ser madres, mientras realizan otras cosas.