Al tener un el cuerpo de una cambia, especialmente la zona de los pechos porque aquí se desarrolla la leche que alimentará al recién nacido y le brindará los nutrientes que necesita.

El problema de ello es que cuando el pequeño deja de lactar y si esta no se elimina completamente, la leche se secará y puede causar que la se vuelva propensa a sufrir algún padecimiento.

La leche que no es succionada por el lactante se queda en los lóbulos o en los conductos puede ocasionar dolor y algunas veces esa se puede contaminar y causar una mastitis”, comenta el doctor Martín Falla, especialista en mama, piel y partes blandas de Oncosalud.

La es una inflamación de la glándula mamaria que se puede producir por bacterias o algún virus. Sus síntomas principales son fiebre, escalofríos, inflamación o bultos en los senos.

Por ello es importante que cuando una madre deja de amamantar a su hijo, ella extraiga esa leche usando un dispositivo especial y también acuda con un médico.