Decir cosas como estas, que antes eran muy comunes, significa que aún queda un largo trecho por aprender la igualdad entre los sexos y poder enseñarla a nuestros hijos.

Parece inofensivo, pero no lo es

A veces los padres hacen comentarios que parecen inofensivos, pero no lo son. Cuando decimos determinadas cosas a nuestros hijos les estamos enviando el mensaje de cómo vemos el mundo y qué esperamos de ellos.

Si hacemos determinados comentarios a nuestros hijos varones indicándoles que no se comporten como niñas, estamos mandando el claro mensaje de que ser mujer es malo. Cuando decimos “no llores como una niña”, estamos diciendo que las niñas son débiles, y que es mejor ser rápido, fuerte, seguro.

No solo estamos creando una discriminación hacia las mujeres poco sutil, sino también estamos frustrando la personalidad de nuestro hijo, obligándolo a ser, más que un hombre, un macho.

Los niños son inocentes y poco saben de los estándares de la sociedad: son los padres los que les indican lo que está bien y lo que está mal, un poco aprendido de sus propios padres y otro poco de su propia experiencia.

Nadie quiere tener un hijo machista, sino más bien ver crecer a su pequeño jugando tanto con niños como con niñas, y que en un futuro, sea un padre amoroso de gran corazón que cuide a sus hijos y ayude a su esposa en las tareas del hogar. Si eso es lo que queremos, no debemos decirle jamás a nuestros hijos que dejen de comportarse como niñas.

Si queremos educarlos en el respeto y la igualdad, debemos dejar fluir sus sentimientos.

Debemos tener cuidado a la hora de hablar con nuestros hijos, especialmente cuando estamos enojados, ya que hay determinadas cosas que no debemos decirles a nuestros hijos varones, ya que pueden crear mella en ellos.