La conducta de nuestros hijos puede llevarnos a perder el control por la constantes arrebatos que llegan a influenciar en nuestro día a día. Desatamos nuestra impaciencia, pero..¿Gritar es siempre la solución para acabar con los problemas?

Los constantes estruendos en los pequeños nos lleva a resolver los problemas de disciplina de los niños, a través de enfrentamientos entre padres e hijos, creando familias disfuncionales. Por ello, es momento de reflexionar ante nuestros actos.

Gritar eleva la agresividad en vez de reducirla

La situación no es nada agradable, pero se origina por impulsos ante los desesperantes hechos. Gritarle a tus hijos hará que aumente en ellos su agresividad que afecta en su conducta a futuro., preferible realizar una amenaza de castigo que estés dispuesta a cumplir. Esto puedes realizarlo hacia las actividades que sabes son sus favoritas, así el niño aprenderá a respetarte.

Otras maneras puedes ser modificando sus actividades diarias hacia cosas tranquilas como dibujar juntos, contarle un cuento o hacerle ver una película. Bañarlos también suele calmarlos, así mismo como la música apacible.*