Un error en el que caemos muchas es que algunos días no preparamos como es debido la lonchera de nuestros hijos y recurrimos a lo más sencillo: enviarles un paquete de galletas, un refresco o un poco de cereal. Sin embargo, ¿te has puesto a pensar en el daño que le puedes ocasionar al darles tanta azúcar refinada?

Ata Pouramini, orientador en salud y licenciado en nutrición por la Universidad de Oxford, asegura que el principal problema en la actualidad es que estos productos que antes se consumían en ocasiones especiales como son las fiestas infantiles, han pasado a ser un habitual en las .

Ante esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar la ingesta de azúcar libre (el que no se encuentra de forma natural en los alimentos) a menos del 10% de la ingesta calórica total, lo que viene a ser unas 12 cucharadas diarias.

¿Por qué debemos reducir el consumo de azúcar en nuestros ? La respuesta es muy sencilla: no solo para evitar el sobrepeso sino evitar diversos problemas de salud que te detallamos a continuación.

1. Diabetes

Con tan solo una lata de refresco o un zumo azucarado al día se incrementa en un 50% el riesgo de padecer pre-diabetes. Esto significa que los niveles de glucosa en la sangre son más elevados de lo normal, aunque no lo suficiente como para padecer diabetes. Lo recomendable es aumentar el ejercicio físico y abandonar los azúcares libres.

2. Problemas dentales

El consumo excesivo de azúcar es una de las principales causas de caries en niños cada vez más pequeños.

3. Daños en el cerebro

Las zonas que tienen que ver con el comportamiento, la percepción y las emociones pueden verse alteradas provocando así nerviosismo, falta de concentración y pérdida de sueño y apetito. Esto se debe a que el consumo de azúcar incrementa los niveles de dopamina (una molécula muy importante para la función motora del organismo),

4. Los huesos ya no serán tan fuertes

Al igual que es el enemigo número uno de los dientes, el azúcar también es muy agresivo con los huesos. El azúcar provoca la pérdida de calcio y de otros minerales como el magnesio o el fósforo haciendo que los huesos crezcan con menos densidad ósea y que se rompan con más facilidad.