El portal Huffington Post ha publicado un emotivo testimonio de una madre a su suegra y como se siente ahora que no se encuentra con ella y se ha dado cuenta todo lo que ella hacía por sus hijos. A continuación el emotivo artículo.

“Traté de ser la madre perfecta. Enseñarles a compartir, a esperar, a turnarse, a dormirse y calmarse por sí solos. Pero contigo se me hizo difícil, muy difícil. Siempre me robaste el protagonismo. Les diste todo lo que querían. Contigo no sabían lo que era el no.”

“Me esforcé mucho para mostrarte respeto y agradecimiento, al mismo tiempo que intentaba asegurarme de que no estuvieras malcriando a mis hijos. Pensé que con todos estos gestos sin límite se convertirían en unos egoístas. Que si los tenías es tus brazos mucho tiempo después que se hubiesen quedado dormidos nunca podrían hacerlo por su cuenta, y así, en muchos otros ámbitos.”

“Te resentí por comprarles los mejores y más costosos regalos en sus cumpleaños y en Navidad. ¿Cómo podría competir contigo? ¿Cómo crees que se siente el saber que los mejores regalos, los que se supone deben llenarlos de más emoción y alegría, no los reciben de sus padres?”

“Y la forma en que amaban pasar las tardes contigo. Les preparaste sus comidas favoritas a la hora de la cena, tres cenas distintas para tres chicos distintos. Y siempre les tenías una pequeña sorpresa. Un regalo, dulce o merienda especial. No quería que te asociaran con regalos y dulces. Pensé que debían amarte por quien eres. Intenté decirte eso pero tú nunca escuchabas. Seguiste consintiéndolos en cada forma posible.”

“Pasé mucho tiempo preguntándome por qué hiciste todas estas cosas y como podía lograr que te detuvieras. Sé que las abuelas se supone que “malcríen a los niños” para luego enviarlos de vuelta a sus casas, pero lo que tú hacías era simplemente mucho.”

Hasta que ya no estuviste más aquí.

“Tuve que abrazar a mis hijos y decirles que su abuela ya no estaba más. Parecía algo imposible, se suponía que estarías ahí para todos los otros momentos especiales: graduaciones, matrimonios. Pero perdieron a su abuela demasiado pronto y de repente. No estaban listos para despedirse de ti.”

“Durante esos años en los que deseé que dejaras de malcriarlos nunca pensé en lo mucho que los amabas. Tanto que se los demostrabas de cada forma posible. Con tus comidas, regalos, dulces, tu presencia. La forma en que podías recordar cada detalle de un momento especial. Tu amor de abuela por ellos no tenía límites. Tu corazón se rebalsaba de amor por cada lugar posible. Tu cocina, tus bolsillos, tus palabras y tus brazos incansables.”

“No tiene sentido el vivir arrepentida, pero a menudo pienso en lo equivocada que estaba. Mis hijos, ahora adolescentes, te extrañan mucho. Y no extrañan tus regalos o dinero. Te extrañan a ti. Extrañan el correr a la puerta a saludarte y abrazarte incluso antes de que pudieras entrar. Extrañan el mirar al público y verte, una de sus fanáticas más grandes, sonriendo y maravillada de que te hayan mirado. Extrañan hablarte y oír tus palabras de sabiduría, apoyo y amor.”

“Si pudiera hablar contigo una vez más, te diría que cada vez que un momento hermoso se roba mi corazón, cada vez que los veo alcanzar un nuevo logro, y cada vez que me sorprenden con su perseverancia, talentos o triunfos, pienso en ti. Y desearía poder tenerte de vuelta. Que volvieras y los amaras una última vez, como nadie más en el mundo podría hacerlo. Como una abuela. Que trajeras tus dulces y sorpresas. Que los premies con regalos por los logros más pequeños. Que les prepares, con mucho esfuerzo, sus comidas favoritas. Que pudieras llevarlos donde quisieran ir. Y todo eso solo porque los amas.”

Mientras más anhelo que vuelvas, más me doy cuenta de que, en cierta forma, nunca te fuiste.

“Ahora lo comprendo. Sé que los amaste de todas las formas que pudiste. Sé que el ser su abuela te dio dicha y un propósito. Y, por supuesto, sé que no puedes regresar. Pero también sé que tu amor hacia ellos siempre estará presente. Tu amor los ayudó a crecer y los ha protegido en formas que no pueden ser descritas. Tu amor es parte importante de quiénes son y de quienes serán al crecer. Por esto, y por cada regalo y cada momento que los tuviste en tus brazos por demasiado tiempo o que los consolaste demasiado, o los dejaste estar despiertos hasta demasiado tarde, siempre te agradeceré.”

Y seguiré deseando un millón de veces que pudieses hacerlo de nuevo.

Perdón.

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